"Vigo está teniendo dificultades en algunos tráficos pero tiene unas enormes potencialidades de futuro y no debemos caer en el pesimismo bajo ningún concepto". En este mensaje positivo insistió hasta la saciedad el presidente de Puertos del Estado, José Llorca, antes de su conferencia ayer en el Círculo de Empresarios y durante el coloquio posterior, convencido de que el nuevo marco legal, como así se refirió a la liberalización de la estiba, hará olvidar el año y medio que el puerto vigués lleva sufriendo golpes tan duros como la pérdida de tráficos de Maersk o el desvío de contenedores de Portugal por las arbitrarias trabas en el Puesto de Inspección Fronterizo (PIF) de Guixar.

Para Llorca, lo que deben hacer ahora los agentes más directamente implicados en las operaciones portuarias, como la concesionaria de la terminal de contenedores viguesa, Termavi, y por extensión, el resto de los accionistas de la Sociedad de Estiba -abocada a la desaparición con la decreto liberalizador-, es "trabajar para mejorar las condiciones, y que estas se adapten a las condiciones del mercado del transporte marítimo".

Presentado por el presidente del Puerto de Vigo, Enrique López Veiga, el máximo responsable de la red nacional portuaria dejó claro que a las Autoridades Portuarias no les corresponde influir en las decisiones de la naviera para que apuesten por una u otra terminal, sino que su papel se centra básicamente en la "disposición de infraestructuras". "Los puertos no compiten, compite el sector privado. Las negociaciones entre las navieras y terminales pertenecen al ámbito privado. Y no todos los costes tienen que ver con la estiba, sino que influye también el precio del suelo, de la maquinaria, otros muchos aspectos como el nivel de beneficios que cada terminal quiere sacar en sus negociaciones. En estos momentos las navieras controlan toda la cadena logística, tienen un enorme poder negociador, y este es un ámbito en el que las administraciones públicas no pueden entrar", incidió Llorca.

Sabedor de que entre el público estaban representantes de algunas de las principales empresas portuarias, el presidente de Puertos del Estado recalcó que en la actualidad, con un sector marítimo cada vez más concentrado, en menos manos, "debemos acostumbrarnos a que cualquier análisis que se haga en Vigo deba hacerse desde el punto de vista global". En todo caso, a su juicio, se ejerza la competencia desde Marín o Leixões, "debe servir para que Vigo mejore sus condiciones". Y puede hacerlo aprovechando la nueva regulación que permite reducir "una buena parte de los costes". Porque lo más importante, lo que sustenta su predicción de un "enorme futuro", el Puerto de Vigo ya lo tiene, como son unas condiciones "inmejorables" -infraestructuras, líneas de atraque y calado, etc- para servir a su "relevante" tejido productivo.

Antes de iniciar su conferencia titulada "El futuro de los puertos españoles ante los retos de la nueva economía 4.0", en el encuentro previo con periodistas Llorca habló de otra de las cuestiones que más preocupan a la comunidad portuaria viguesa: el PIF. En ese sentido reveló que en los próximos meses su departamento, junto a los ministerios de Sanidad y Agricultura, presentarán un "nuevo modelo de gestión" de los puestos de inspección fronterizos. Otro sistema de funcionamiento para conseguir, por ejemplo, que "el barco no espere al funcionario, sino que el funcionario espere al barco"; de disponibilidad de los inspectores las 24 horas de los 365 días del año; control de riesgos a priori o la entrada en funcionamiento de la ventanilla única aduanera.

En respuesta a los asistentes al acto en el Círculo de Empresarios, Llorca abundó en su opinión personal contraria a la fusión de los puertos -como hizo Portugal- con el argumento de que al final "el grande acaba ninguneando al pequeño". Y a raíz de una pregunta del portavoz de los armadores, el presidente del ente público avanzó la inminente rebaja de un 10% en la tasa portuaria de mercancías, la T3. "Aunque el planteamiento pasa por eliminarla", adelantó.