La actividad en el albergue municipal parece ir ajena al clima y la economía. A pesar de que 2017 se está caracterizando por una meteorología mucho más benigna que la del año pasado, con un tercio menos de precipitaciones; y de que los indicadores de algunos sectores clave para la ciudad empiezan a recuperarse, el recinto de Marqués de Valterra está viviendo un año especialmente intenso en actividad. Los datos que maneja la Concellería de Benestar muestran que entre enero y agosto el albergue permaneció todos los meses por encima del 90% de ocupación. Algún mes, como marzo, llegó a rozarse incluso el lleno absoluto, con una demanda media mensual del 96%. Son resultados bastante superiores a los del ejercicio pasado, cuando solo en agosto se sobrepasó el 90% de ocupación. Por término medio, este año se llenan el 92,5% de las camas, frente al 83,5% de 2016.
El porcentaje de plazas ocupadas no es el único indicador de la actividad del albergue. Cada mes se alojaron en el recinto de Marqués de Valterra 13 personas más que en 2016. La mayor diferencia se constató curiosamente durante la época del año con mayor diferencia meteorológica: abril. A pesar de que en esta ocasión fue un mes particularmente seco durante el que se recogieron apenas 7,9 litros por metro cuadrado -muy por debajo de los 159,2 l/m2 de abril de 2016-, en el albergue se hospedaron cerca de una veintena más de personas que 12 meses antes. Si en abril de 2016 acudieron al recinto un centenar justo de sin techos, en esta ocasión han sido 119.
Un vistazo a los datos recabados por Meteogalicia muestra que el parte meteorológico de este año está siendo mucho más suave que el de 2016. Según los datos del observatorio gallego, en lo que va de año se recogieron 477,9 l/m2, muy lejos de los 1.154,5 m2 de 2016. En cuanto a los días de lluvia, desde enero se han computado solo 86 jornadas con precipitaciones, una treintena menos que durante el mismo período de 2016.
En materia económica, algunos indicadores señalan también una ligera mejoría. Los hoteles están logrando resultados que recuerdan a los años previos a la crisis, la tasa de paro en la ciudad durante el segundo trimestre fue del 18,8% -varios puntos por debajo de la de 2016-, repuntan las altas de vehículos y el padrón de ciertos impuestos reveladores de la marcha de las empresas, como por ejemplo el IAE (Impuesto de Actividades Económicas), acentúa su subida.
La explicación que se da desde el Concello de Vigo a esa aparente incongruencia -el repunte de demanda del albergue, pese a que se constate un tiempo más apacible y una mejora de la economía- son los cambios que se han introducido en el recinto, que cambió de concesionaria a finales de 2016. Desde Praza do Rei explican que se ha estrenado una "sala de lecer", abierta buena parte del día y en la que se puede leer o tomar café. También se ha decidido "desbloquear" aquellas camas que hubiesen sido reservadas por usuarios que no llegan a presentarse.
La demanda es alta también en el comedor social, donde se alcanzó un 89,7% de ocupación, aunque un punto inferior a la del año pasado. La actividad repunta además en los diferentes programas de acogida e inclusión -en agosto, por ejemplo, se pasó de los cuatro usuarios de 2016 a 10 este año-, mientras la bautizada como "sala de lecer", que arrancó en marzo de 2017 con capacidad para 25 personas, también es bastante concurrida.
