Borgwarner ha puesto punto y final al "gran hermano" en la planta de Zamáns. La multinacional estadounidense de componentes de automoción ha accedido a retirar las cámaras que había instalado en algunos puestos de trabajo durante este verano tras el rechazo frontal de los trabajadores, que ayer secundaron de forma mayoritaria la convocatoria de huelga indefinida, como adelantó FARO en exclusiva. Empresa y comité sellaron ayer por la tarde un acuerdo y la actividad volverá a la normalidad en el turno de mañana de hoy.

La decisión de Borgwarner de monitorizar algunos puestos de trabajo rompió la paz social en la planta de Zamáns, especializada en sistemas de recirculación de gases de escape -para la reducción de emisiones contaminantes- y en la que trabajan unas 600 personas. El comité de empresa rechazó el uso de estas cámaras, que, según Borgwarner, tenían como funciones mejorar la seguridad y controlar los procesos productivos, y convocó huelga indefinida el pasado 12 de septiembre a partir de ayer. Empresa y sindicatos siguieron negociando durante el fin de semana sin que se produjeran avances; hasta ayer.

El seguimiento masivo de los trabajadores del taller -del 100%, según los sindicatos- forzó una nueva reunión con la empresa, que se comprometió al final a retirar las cámaras ya la pasada noche, ante lo que el comité acordó suspender la huelga y retomar el trabajo esta mañana.

Fuentes del sector aseguraron a FARO que la parada de actividad del centro de Zamáns de Borgwarner podría obligar a detener la actividad de la planta de Renault en Valladolid, situación que habría acelerado la "marcha atrás" de la corporación norteamericana en su decisión de mantener las cámaras. La empresa también habría accedido a pagar el plus de penosidad al personal técnico.