Miles de personas, 20.000 según las organización, viajaron ayer en el tiempo, a los primeros decenios de nuestra era, cuando la actual Vigo empezaba a crecer después de que Augusto conquistase para Roma toda la Gallaecia. Era aquella una época de convivencia -no siempre del todo amistosa- e intercambios entre pueblos. Y así se plasma en la recreación de Navia, en la que el asentamiento romano, con su foro y su anfiteatro, cohabita con un poblado celta.

Animados por el buen tiempo, numerosos menores acompañados por sus padres se acercaron a la zona ya en las primeras horas de la mañana, muchos de ellos con túnicas, armaduras, escudos y espadas. Disfrutaron de la amplia variedad de juegos y talleres que ofrece el evento. Podían, por ejemplo, aprender a decorar la arcilla con motivos geométricos al estilo castrexo, o también a componer un mosaico romano. También tuvieron tiempo para practicar la caza con arco de ciervos y la pesca.

En otra parte del recinto una mujer castrexa y un centurión romano practicaban el combate que escenificarían horas más tarde ante un numeroso público. Son miembros del Club de Esgrima Falcata que, a través del análisis biomecánico de las armas y del estudio de las fuentes históricas, recrean fielmente las técnicas de lucha utilizadas en la Antigüedad europea.

Mientras, algunos visitantes admiraban la precisa recreación de un puerto romano con muñecos de Playmobil, con escena de venta de esclavos incluida, y otros se agolpaban en la exhibición de cetrería, con un búho real siberiano de 2,8 kilos desplegándose en vuelo.

Ya por la tarde tuvieron lugar dos de los platos fuertes de la fiesta, organizada por la asociación de comerciantes del PAU. Primero se celebró una boda colectiva de 12 parejas siguiendo el rito celta, bajo la batuta de un druida, al que ya al mediodía se le pudo ver invocando a los dioses para que todo saliese según lo previsto.

Y luego llegó la lucha de gladiadores real, sin coreografía (pero lógicamente sin sangre ni heridos), que reunió a una multitud. La noche se cerró con una queimada celta y unos juegos malabares con fuego, en honor al dios Belenus.

Durante toda la jornada los asistentes pudieron reponer fuerzas en los puestos de comida -asados, pulpo, bocadillos de chorizo- por unos pocos sestercios "¡Ave, romanos! Los que van a comer os saludan", gritaban desde las fondas, parafraseando el famoso saludo utilizado por los gladiadores antes de luchar a vida o muerte. Eso sí, ningún establecimiento se atrevió a ofrecer garo, el condimento que hacían los romanos poniendo a macerar en salmuera y con diversos líquidos los intestinos, hígado y otros despojos pescado. Quizás demasiado arriesgado para el gusto contemporáneo.

Hoy volverán a celebrarse muchas de las actividades que tuvieron lugar ayer, como las ya citadas o la acuñación de moneda y los conciertos de bandas de gaitas, pero también se llevarán a cabo algunas de las grandes novedades de esta edición.

A las 13:30 se realizará una exhibición de harpastum, un juego de pelota que servía de entrenamiento militar para las legiones y que prefigura al rugby. Para cerrar el evento se escenificará un enlace matrimonial romano, la primera vez que se hace en el Vicus Spacorum.

Las distintas actividades se desarrollan gracias a la participación de varias asociaciones dedicadas a la recreación histórica. Cuatro de ellas llegan desde Lugo, donde se celebra una de las fiestas romanas más relevantes de la península, el Arde Lucus.