El Área Metropolitana de Vigo sirve de modelo al proyecto de agrupación supramunicipal que impulsa la Comunidad Urbana de Valladolid. El alcalde y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (Femp), Abel Caballero, participó ayer en unas jornadas en la capital castellana en las que aseguró que estos entes "van a ser de mayor importancia en el futuro del municipalismo" y defendió su utilidad como "extraordinarias figuras de cooperación y coordinación de servicios" entre diferentes ayuntamientos.

Para que funcionen, el regidor socialista advirtió que las ciudades "deben ser generosas para liderar proyectos de esta envergadura, tal y como hizo Vigo" y en su intervención apostó por convertirlas en administraciones del siglo XXI, "eficaces y garantes de mejores servicios a un menor coste". Como viene defendiendo desde la Femp, insistió en la necesidad de realizar una correcta división de competencias en la que a las áreas metropolitanas les correspondería asumir servicios cedidos por las comunidades y las diputaciones, pero sin hacerse cargo de gastos responsabilidad de los gobiernos autonómicos.

En opinión de Caballero, "las áreas metropolitanas son el óptimo futuro de muchos espacios urbanos en España" y comparando la situación de ambas ciudades, recordó que tienen una población similar y deben aprovechar las sinergias creadas. "Estos entes son un gran acuerdo donde el gran ayuntamiento asume la dirección y se obliga a consensuar todo con el resto de municipios. No hay nada malo y se trata de una gran agrupación que traerá ventajas en agua, residuos o transporte en una zona sociológica y económicamente definida", puntualizó en presencia del alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y otras autoridades de la provincia.

Respecto al caso concreto del Área Metropolitana de Vigo, paralizada en los tribunales por un recurso de la Xunta, Caballero acusó al presidente gallego de "reventar" el proyecto para "evitar que Vigo tuviera voz en Galicia y en España". Tildó de "chantaje" la propuesta de transporte de la Consellería de Infraestructuras que Vigo se negó a asumir y es el centro del conflicto institucional surgido. No obstante, pese a que ahora está parada, Caballero ve posible retomarla. "Ante el enfado de la ciudad y los resultados electorales que vamos a tener, no le va a quedar más remedio que ponerla en marcha", auguró el regidor vigués, que considera que en 2019 "no la podrán parar".