Discusiones con los progenitores, amistades no convenientes en redes sociales, un ambiente sociofamiliar enrarecido, problemas escolares, parejas que ya cumplieron la mayoría de edad... éstas son solo algunas de las causas que los expertos achacan a la cada vez más habitual fuga de menores y adolescentes en la ciudad olívica. Si bien fuentes policiales reconocen que no hay un incremento como tal, sí admiten que tras la llegada del formato de las redes sociales, estas desapariciones momentáneas han visto incrementado su número. Según datos del Ministerio de Interior, en Pontevedra se presentaron el año pasado una decena de denuncias por desapariciones de menores, dato parejo a los números registrados en Vigo en lo que llevamos de año. Isaac, Mahiara, Vanessa, Aaron, Manuel... estos son algunos de los menores cuyos progenitores dieron parte a las fuerzas y cuerpos de seguridad por su desaparición.

Sin embargo, tanto policías como psicólogos señalan que se tratan más bien de "fugas voluntarias" al volver a casa o aparecer en poco más de 24 horas. En muchas ocasiones, reconoce la psicóloga Victoria Romero se trata de una "pataleta" por una confrontación puntual con uno de sus progenitores aunque matiza que "no hay causas excluyentes" en estas fugas. "Estos menores se encuentran en la primera fase de la adolescencia, por lo que son muy vulnerables a cualquier acción o situación", explica esta profesional.

Un abanico de amistades

Desde la Comisaría de Vigo reiteran sus palabras al apuntar que son los jóvenes entre 14 y 17 años los que protagonizan la mayoría de estas fugas. "Vemos muchos casos de menores influenciados por sus amistades, no siempre recomendables, que conocen a través de redes sociales, y es que ahora el abanico de posibles amigos es mucho mayor", sostiene un portavoz nacional, que asegura que la reincidencia es un punto en común que tienen muchos de estos adolescentes.

"No es la primera vez que ante la negativa de sus padres a una pretensión, optan por coger la puerta e irse, pasan la noche en casa de algún amigo y vuelven al día siguiente. Lo que buscan es hacer daño a sus padres con la incertidumbre de su paradero, para que atiendan a sus exigencias", aclaran. Y es justo en este punto donde la psicóloga Victoria Romero hace hincapié al aseverar que los padres aunque nunca deben controlarlos en exceso o sobreprotegerlos, tampoco deben ceder en sus exigencias ante una fuga. "Lo primero tras su vuelta es sentarse y hablar con ellos, si acceden a hacer lo que el niño diga, para otra vez se volverá a marchar. Hay que tener mucho tacto con ellos", argumenta esta profesional.

Reconoce esta psicóloga que las "malas notas" están detrás de un importante número de adolescentes fugados . "Las expectativas de los padres puedes generar una gran presión en los menores. Los progenitores tienen que entender que, por ejemplo, repetir curso no es un drama. El niño con notas bajas llega a casa muerto del miedo porque intuye la bronca y lo único que se le ocurre es huir", razona Romero.

Aunque a priori semeje que las redes sociales "mal empleadas" pueden dar pie a estas desapariciones momentáneas, son también gracias a ellas las que desvelan el paradero de los adolescentes. "Lo primero es sin duda hablar con su entorno familiar y amigos más cercanos, pero a la vez estamos buscando en su Facebook o Instagram porque siempre se obtiene una pista sobre su localización", argumentan desde Comisaría. De ahí se da paso al reparto de imágenes de los jóvenes a las patrullas que discurren por los determinados emplazamientos -preferentemente el entorno de los centros comerciales o los aledaños del Náutico- para facilitar su búsqueda.

Expertos forenses no se olvidan del ambiente sociofamiliar en el que vive el niño: "Cada familia atiende a sus hijos muchas veces como buenamente pueden. Hay progenitores que trabajan todo el día y no siempre les puede prestar la atención que necesitarían".

Victoria Romero - Psicóloga

"Los padres no deben atender a las exigencias del menor tras escapar; hay que sentarse y hablar muy serio con él"