La ría de Vigo se ha convertido en pista de pruebas para los drones de Indra por partida doble. La multinacional española, que participa en el programa Civil UAVs Initiative que impulsa la Xunta en el aeródromo lucense de Rozas -para el desarrollo de aviones no tripulados de uso civil-, testó ayer de forma simultánea dos prototipos: uno marino (proyecto Seadrone), una embarcación semirrígida concebida para misiones de salvamento; y uno aéreo (Targus), un avión que podrá realizar labores de vigilancia y reconocimiento. La firma, según ha podido saber este diario, está acelerando las pruebas para realizar una presentación de los avances en este tipo de sistemas no tripulados el 19 de septiembre.

Los ejercicios realizados -sobre todo los del avión Targus-llamaron la atención de vecinos y conductores que durante la mañana circularon por las proximidades del puente de Rande. El Targus, una evolución del avión MRI P2006T de Indra, sobrevoló en círculos toda la parte interior de la ría e incluso se aproximó a las Cíes a baja altura, lo que causó cierta expectación. Durante los vuelos -que fueron tripulados y se extendieron durante horas- se probaron los sistemas de reconocimiento de buques que utilizará el aeroplano en su versión dron en un futuro próximo. El Targus está pensado para misiones de vigilancia y control y contará con una versión opcionalmente tripulada, es decir, que podrá volar de forma autónoma o con un piloto.

El proyecto Seadrone, por su parte, se ha desarrollado sobre la base de embarcación semirrígida cuyas pruebas -en diferentes condiciones meteorológicas- comenzaron ya a principios de año en aguas de la ensenada de Rande. El objetivo principal de Seadrone es la adecuación de un barco no tripulado como demostrador y laboratorio, así como diseñar y construir un USV (siglas en inglés de unmanned surface vehicles, vehículos de superficie no tripuladas) multifuncional y modulable para distintas aplicaciones. Entre ellas se encuentran la búsqueda y rescate, la vigilancia y protección de infraestructuras y puertos así como tareas específicas relacionadas con el medioambiente, como adelantó este periódico el pasado octubre.

No obstante, Seadrone no es el único dron marino que se ha probado hasta la fecha en la ría de Vigo. La compañía gondomareña Industrias Ferri también trabaja en un una embarcación semirrígida de 12 metros de eslora y un peso de cuatro toneladas que se encuentra en estos momentos preparándose para pasar la fase autónoma. Botado en diciembre del año pasado, es el primer dron marino autónomo, es decir, sin la necesidad de un operario controlándolo de forma remota. Tiene dos motores de 300 caballos y puede moverse a una velocidad superior a los 50 nudos.

El dron autónomo de Ferri, desarrollado en colaboración con la Universidad de Vigo y el Cimne (Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería), planifica la ruta de navegación más óptima y evita cualquier tipo de obstáculo, tanto fijos como en movimiento, sin riesgo de colisión.