Con las piernas todavía doloridas, la expedición de DisCamino disfrutaba de las vistas que les ofrecía la cumbre de Luz-Ardiden, uno de los puertos de montaña más icónicos de los Pirineos y que ayer fue conquistado por el equipo encabezado por el vigués Javier Pitillas y que cuenta con cuatro personas con movilidad reducida. Nada les puede frenar y por tercer día consecutivo salieron a la carretera sin miedo a las exigentes rampas que tenían por delante. "Es la mejor experiencia de nuestra vida", apunta Iván Bragado, un joven de Benavente que rueda en uno de los tres tandems disponibles. Los otros dos son para Ana Soage e Isabel González, que también están disfrutando del recorrido. "Todos nos lo pasamos muy bien, aunque ya se notan los kilómetros acumulados", señala el leonés.

La meteorología por fin acompañó al pequeño pelotón. "El sol ha querido escalar con nosotros y por un día pudimos disfrutar de las hermosas vistas de los Pirineos. Al llegar a la cima nos hemos quedado un buen rato contemplando las carreteras por las que acabábamos de pasar", señalaba Pitillas ya de vuelta en el hotel.

El esfuerzo no hace mella en la ilusión del equipo. "Es fantástico poder decirle a tus amigos que has subido montañas en las que han triunfado Indurain, Pantani o Armstrong", comenta Bragado, quien añade que "todo esto es posible gracias a los héroes que nos acompañan. Son unas personas maravillosas".

La expedición volverá a madrugar hoy para enfrentarse a las cuestas de Gavarnie-Boucharo, un puerto de casi 28 km con rampas con un desnivel superior al 10%.