Más de 27 kilómetros de ascensión superando un desnivel de 1.400 metros de altitud y con rampas con una pendiente media del 5%. Las ascensión en bicicleta al circo glaciar de Tromouse entraña numerosas dificultades que impiden que muchos aventureros puedan acariciar su imponente cima. La expedición de DisCamino, encabezada por el agente vigués Javier Pitillas y que cuenta con cuatro personas con movilidad reducida, escaló ayer la primera de las siete cumbres que tienen programadas en los Pirineos. Con más o menos dificultades, casi todo el equipo llegó hasta el albergue situado a dos kilómetros de la cima, desde donde partió una pequeña expedición hasta el punto más alto de la montaña.

La jornada comenzó muy temprano. "A las ocho menos cuarto de la mañana subimos una de nuestras furgonetas a la cumbre. Sabíamos que el descenso podría ser peligroso y no quisimos asumir ningún riesgo", comentaba Pitillas ya de regreso en el hotel. Con todo el pelotón listo, la toma de contacto con la carretera pirenaica llegó a las 10.00 horas. "Cuando fuimos con los vehículos comprobamos que el asfalto no estaba todo lo bien que esperábamos y la segunda parte del puerto se nos podía hacer demasiado difícil", señalaba el policía vigués. No fue así. Los tres copilotos -Ana Soage, Isabel González e Iván Bragado- y Borja Gómez cumplieron con creces.

Ana fue la primera en echar el pie a tierra tras acusar el cansancio acumulado por los viajes de los últimos días. Isabel y Borja llegaron hasta el albergue situado junto a la cima e Iván, el que más en forma ha llegado a la cita de los Pirineos, alcanzó el punto más alto con hora y media de adelanto respecto al resto. "Cuando llegamos hasta su altura ya estaba aburrido de esperarnos. Está muy fuerte porque se ha entrenado mucho los últimos meses en Benavente. Va sobrado", aseguraba Pitillas.

Una vez cumplido el objetivo, la expedición reflexionaba sobre los momentos vividos y los próximos objetivos. "Estaban todos muy ilusionados. Pese a tener las piernas agarrotadas y sufrir agotamiento por el terrible esfuerzo realizado, todos querían volver a subirse a la bicicleta. Su optimismo nos da energías a todos", señalaba el agente.

Como si se tratase de un equipo profesional que está compitiendo en una gran vuelta ciclista, la agrupación saldrá hoy de nuevo a la carretera para afrontar una de las ascensiones más exigentes de la semana: el Tourmalet, un puerto más corto pero mucho más empinado -sus rampas tienen un desnivel medio del 7,47%-.

Pese a que las fuerzas no siempre acompañen a la expedición y las carreteras presenten dificultades inesperadas, la ilusión con la que afrontan el reto concede el combustible necesarios para que las piernas no dejen de dar pedaladas solidarias.