Ocultaban la droga en el salpicadero del coche. Hasta 40 kilos de hachís han sido decomisados por la Policía Nacional en un golpe al narcotráfico en Vigo que se ha saldado con tres detenciones. Con esta operación se ha desmantelado el clan de un grupo criminal organizado que se encargaba de traer el estupefaciente desde el sur de España hasta Galicia a través de las carreteras portuguesas. Una vez aquí, los arrestados lo distribuían por las comarcas olívica y morracense.

El cerco sobre los traficantes se inició el pasado mayo al detectarse una reunión en Algeciras, donde se recogió un importante cargamento con destino a Galicia. En el transporte de la droga participaban dos vehículos, uno como lanzadera y el otro de alta gama -BMW X5- con el hachís.

El dispositivo policial que les seguía procedió a interceptarlos en la AP-9 en las inmediaciones de Vigo. Para evitar su detención, los conductores embistieron a los agentes, que tuvieron que lanzarse fuera de la autopista. Uno de los coches de la Policía fue alcanzado, quedando inutilizado y seriamente dañado.

Se inició una persecución que culminó con el arresto del piloto del BMW X5, de origen argentino. El interior de este vehículo de alta gama se encontraba manipulado, con un compartimento en el salpicadero donde se ocultaban 40 kilogramos de hachís de gran calidad.

También se localizó el otro coche que participaba en el transporte de la droga, aunque su conductor - el líder de la banda- se había fugado. Permaneció tres meses en paradero desconocido hasta que fue descubierto el pasado 23 de agosto. Días después se detuvo a su hermano.

A los tres, que han pasado a disposición del Juzgado número tres de Cangas, se les atribuye los delitos de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública y atentado contra agente de la autoridad. Aunque a ninguno les constan antecedentes policiales, la Policía Nacional considera demostrado que llevaban "un tiempo considerable realizando las labores de transporte y abastecimiento al tráfico medio de la zona de Vigo".

Los miembros de la organización ostentaban un muy alto nivel de vida, disponían de cuadras privadas de caballos, vehículos deportivos de alta gama y llevaban una activa vida social. En los registros en sus domicilios se intervinieron dinero en efectivo, material informático, teléfonos móviles y coches, destacando entre ellos un Audi S5.