Cambiar el estado de WhatsApp, subir una nueva fotografía en tu perfil o colgar en tu red de Facebook textos con mensajes subliminales. A priori semejan actos inocentes e inertes, sin embargo el fin último de estas acciones puede llevar a su autor a ser condenado por quebrantamiento de condena. Y es que estos ejemplos pueden convertirse en episodios encubiertos de violencia psicológica hacia la víctima. Así lo detecta el Equipo de Vigilancia y Apoyo Policial (EVAP), grupo de la Policía Local que se encarga de la custodia y seguridad de mujeres víctimas de malos tratos en la ciudad. Los cinco agentes municipales que la forman atienden a un total de 160 mujeres que cuentan con órdenes de protección emitidas por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo, sin embargo en toda la provincia pontevedresa son 441 las mujeres que cuentan con protección policial, la cifra más elevada hasta el momento según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. En la ciudad olívica, la Policía Nacional también vela por la seguridad de otras 200 mujeres que sufrieron violencia de género.

Si bien los datos hablan de un incremento de estas medidas de protección, desde la EVAP perciben un ligero descenso de estas órdenes en la ciudad. "Este descenso no quiere decir que el número de denuncias decrezca, sino que se conceden menos órdenes. Sin embargo 160 casos, sin contar a los menores, sigue siendo un dato preocupante", sostiene un portavoz. Su vigilancia y contacto con la víctima no se limita al mero acompañamiento a la misma, sino también al entorno y en particular a las redes sociales. "Son formas indirectas de amenazar y contactar con la víctima", señalan desde el equipo, que apuntan además que en el último año este tipo de conductas se han multiplicado.

"El agresor se siente más cubierto y piensa que es más complicado pillarlo. Han perfeccionado los quebrantamientos cambiando las imágenes de whatsapp con fotos dirigidas a las víctimas, textos subliminales en Facebook o ahora en los estados de whatsapp", apuntan estas fuentes municipales, quienes aplauden que el juzgado aprecie estas situaciones como una comunicación de la víctima incurriendo por lo tanto en un delito de quebrantamiento de condena. "Ya hemos visto casos que terminaron en condenas, por ello realizamos seguimientos en estas redes sociales", confirman.

Si bien sostienen que muchos de los agresores o investigados cuentan con patrones comunes como "celos enfermizos", "dependencia de alcohol y drogas" o un "carácter machista y controlador", otros sufren graves problemas mentales: tres de ellos precisaron su ingreso en un centro psiquiátricos, de los cuales dos fueron internados en centros ajenos al término municipal de Vigo.