Conocer en detalle las circunstancias y causas del descarrilamiento que sufrió el tren Celta el 9 de septiembre de 2016 a su paso por O Porriño requerirá aún varios meses. A pesar de que falta poco más de una semana para que se cumpla un año del trágico siniestro, que se saldó con cuatro muertos y 48 heridos, la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF), encargada de aclarar lo ocurrido, reconoce que no tendrá listo su informe definitivo hasta dentro de varios meses.

Tras haber indagado ya en diferentes aspectos, como el estado de las infraestructuras o la maquinaria, los expertos están pendientes ahora de realizar una simulación informática que arrojará más datos. De momento la CIAF está tramitando la prueba, pero confía que arranque en breve plazo y avanza que durará cerca de tres meses. Desde la comisión señalan que los resultados de esa simulación, que se centrará en "la dinámica" del descarrilamiento, son la última pieza clave que queda para rematar el informe, que -aseguran- estará listo como muy tarde antes de que finalice el próximo invierno.

Como recoge la propia CIAF en su página web, el Real Decreto de 2014 que regula la investigación de accidentes ferroviarios establece que debe emitirse el informe definitivo "en el plazo más breve posible y, en todo caso, en el plazo máximo de 12 meses desde la fecha del siniestro". En cualquier caso, la normativa también señala que esa fecha se pueda dilatar si se dan "circunstancias excepcionales".

A lo largo de los últimos meses sus expertos han realizado pruebas in situ, entre Vigo y Oporto. En marzo, por ejemplo, un representante de la CIAF -junto a otro de Renfe y los peritos designados por la Xunta- completaron un trayecto idéntico al que hizo hace casi un año el convoy siniestrado para "reconstruir exactamente el escenario que vivió el maquinista antes del suceso". Además de esa labor, la CIAF ha analizado la infraestructura, la maquinaria, los procedimientos operativos y de explotación, la señalización, las condiciones en las que se presta el servicio e incluso la formación del conductor del convoy, un veterano profesional portugués, con más de dos décadas de experiencia, que murió durante el descarrilamiento.

Aunque las conclusiones las aportará el informe final, los peritos ya reconocían en marzo -después de hacer la prueba in situ en O Porriño- que "la idea principal" con la que trabajaban era que "una distracción" pudo haber llevado al maquinista a exceder la velocidad. En el momento del accidente, el tren circulaba a 118 kilómetros por hora en un tramo limitado a 30 km/h.

Las pesquisas de la Comisión son independientes de la que está desarrollando el juzgado de O Porriño. La CIAF inició su labor a finales de 2007 "como organismo independiente para la investigación técnica de los accidentes ferroviarios". Con el apoyo de su equipo de expertos, su objetivo es "obtener lecciones que permitan mejorar la seguridad ferroviaria". A nivel administrativo se presenta como un órgano colegiado con "plena independencia funcional" y adscrito a la Subsecretaría de Fomento.

En su página web la CIAF informa de que en la actualidad gestiona 17 investigaciones, desde colisiones y descarrilamientos a incendios o "conatos" de accidente. Los casos más antiguos datan de principios de 2016 y el más reciente se registró a finales de mayo de este mismo año en Amurrio, en Álava. De los sucesos con investigaciones en curso -de los que se aporta información en su web-, el más grave es el de O Porriño, con cuatro fallecidos. De hecho solo hay otro que haya causado víctimas mortales: un accidente en un paso a nivel ocurrido en febrero en Toledo, en el que perdió la vida un viajero.

En los informes que elabora sobre cada accidente, la CIAF aporta una descripción detallada de lo ocurrido, abordando todos los aspectos y detalles, que completa con conclusiones, una relación de las medidas adoptadas tras el siniestro y también recomendaciones, si así lo consideran necesario los expertos.

"La investigación técnica tiene como finalidad la determinación de las causas del accidente o incidente y el esclarecimiento de las circunstancias en las que se produjo, emitiendo recomendaciones en su caso, con el fin de incrementar la seguridad en el transporte ferroviario y favorecer la prevención de accidentes. En ningún caso la investigación determinará la culpa o la responsabilidad del suceso y será independiente de cualquier investigación judicial", señala la CIAF en su web, donde también detalla que el investigador responsable de cada incidente debe preparar una propuesta de informe técnico para trasladarla al pleno de la Comisión, el encargado de darle luz verde.

El descarrilamiento del convoy se produjo la mañana del 9 de septiembre de 2016 a unos 200 metros del apeadero de O Porriño. En el accidente fallecieron cuatro personas -el maquinista luso, José Arnaldo Moreira; el interventor, residente en Vigo, Miguel A. Veiga; el joven vigués Joaquín Rodríguez "Koki" y un turista de origen norteamericano-. Desde el principio se apuntaron como principales causas el exceso de velocidad y un despiste del conductor, ya que Moreira habría respondido en varias ocasiones a las diferentes señales que le avisaban de que debía reducir la velocidad.

También se sabe que el convoy disponía de un sistema de seguridad ASFA Analógico, que advierte al maquinista, pero que no frena la maquinaria si el operario contesta a la señal. Su versión moderna, el ASFA Digital, sí lo hace. Para evitar que volviesen a ocurrir accidentes similares, en octubre Comboios de Portugal (CP) anunció que todos los trenes que cubren la línea incorporarían esa tecnología.

A finales del año pasado Renfe retiró los últimos restos que quedaban del tren en el lugar del siniestro. El material se trasladó a la campa situada en el polígono de A Granxa, donde ya estaba almacenada la cabecera.