La Lei de Garantías de Prestaciones Sanitarias permite a los gallegos elegir el centro de salud en el que desean ser atendidos. Así, hay quien prefiere tener a su médico de familia cerca del lugar de trabajo, en vez de en la localidad en el que está empadronado, o llevar a su padre a la consulta que tiene junto a su casa en la ciudad, en vez de en el pueblo en el que sigue censado. Estas situaciones explican que las consultas de Primaria de la urbe olívica atiendan a casi 8.000 personas más que las que figuran en el padrón municipal.

En total, al cierre de 2016, los dieciséis centros de salud de la ciudad contaban con 306.344 tarjetas sanitarias a su cargo, frente a los 298.355 vigueses del padrón provisional del 1 de enero de 2017. Y eso que el número de usuarios ha decrecido en algo más de dos mil con respecto a finales de 2015.

El cupo medio de los 199 médicos de familia es de 1.354 cartillas. Varía entre las 1.485 de Lavadores y las 1.208 de Sárdoma. El de los 41 pediatras está en 899 menores, pero hay una diferencia mayor entre ellos. Así, frente a los 1.149 niños por profesional en Matamá hay solo 172 en Bembrive.

Cada ciudadano recurre a los centros de salud vigueses una media de 9,2 veces al año. Los adultos -unos 269.500- lo hacen en 5,6 ocasiones al médico de familia y los niños -casi 37.000- tienen una cita más con el pediatra -6,6 consultas anuales-. Además, hacen otras 3,4 visitas -o solicitan atención telefónica- para ser atendidos por otros profesionales, como enfermeras, matronas, fisioterapeutas, odontólogos, higienistas bucodentales, trabajadoras sociales.... Son cifras ligeramente inferiores a la media de todo el área sanitaria.

Observando en detalle los números de cada ambulatorio y, a grandes rasgos, parece que los usuarios adscritos a los de la periferia acuden más a ellos que los del centro de la ciudad, con algunas excepciones.

Así, mientras los de Bembrive y Lavadores registran 12,4 y 11,3 visitas al año por cada tarjeta sanitaria, en el extremo contrario, los del Casco Vello, Calle Cuba y López Mora los reciben solo ocho veces.

La excepción es el de Bolivia, ubicado en el Anexo II del Xeral, que se pone junto al de Bembrive a la cabeza en número de consultas por paciente -12,4 en total-. Y eso que, a mayores de sus tres médicos de familia, no cuenta con más servicios sanitarios que los de enfermería y una trabajadora social. Si se tiene en cuenta que, además, es el segundo de la ciudad con los cupos de los facultativos más altos -con 1.481 pacientes-, la sobrecarga de estos profesionales es mayor. Entre otras cuestiones, puede deberse a que un tercio de sus adscritos superan los 65 años, muy por encima de la media de los 16 centros, donde los mayores representan una quinta parte.

En cambio, este argumento no sirve para Bembrive y Lavadores, donde el porcentaje de mayores ronda la media. En el primero, los adultos acuden a su médico dos veces más que la media de los vigueses -7,7 consultas al año- y los niños casi otras tantas más -8,2-, mientras que el personal de enfermería los atiende también en una ocasión más -4,7-.

Les siguen, por este orden, los centros de Navia -10,6 consultas por tarjeta-, Teis -9,9-, Sárdoma -9,8-, Matamá -9,7-, Rosalía de Castro-Beiramar -9,5-, Coruxo y Colmeiro -9,1-, Nicolás Peña -9-, Coia y A Doblada -8,6-, Cuba -8,2-, Casco Vello -8,1- y López Mora -8-.

Los niños que más van al centro de salud -algo más de ocho veces al año- son, precisamente los de los que tienen a los pediatras con cupo más desahogado: Teis, con 770 menores de media por profesional, y Bembrive, con 172. Lo que menos recurren a ellos son los de Casco Vello y Sárdoma, con cinco visitas.

En el conjunto de los centros vigueses, más de la mitad de las consultas las pasan los 199 médicos -54%- y casi un tercio, los 226 profesionales de Enfermería -32,5%-. Los 41 pediatras se hacen cargo del 8,6%; los 10 odontólogos, del 1,53%; los 9 fisioterapeutas, del 1,26%; y las 10 matronas, del 1,20%.