Ir a clase en pleno agosto no es algo que apetezca demasiado. Pero los alumnos que ayer asistieron a las clases magistrales que el violonchelista Pablo Ferrández ofreció en Vigo, coinciden en que ha merecido mucho la pena. Y es que no es habitual que un músico de este nivel acuda a la ciudad para compartir sus conocimientos con estudiantes. Y mucho menos que las clases las imparta con un Stradivarius de 1696. Diecisiete alumnos de entre 9 y 35 años, llegados de diferentes puntos de la geografía gallega, disfrutaron ayer de este "privilegio" en la escuela de música y aprendizajes activos Bambera.

En su única semana de vacaciones y aprovechando que sus padres residen en Cabanas, Pablo Ferrández reservó el primer día para desplazarse hasta Vigo para atender la "muy interesante" petición de esta academia. Al "Joven Artista del Año" de los Internacional Classical Music Awards, considerado por la crítica como "uno de los mejores violonchelistas" del momento, le apetecía "cambiar" un poco el auditorio por el aula, tras una temporada en la que ha recorrido escenarios de varios continentes.

A este joven músico, que con 26 años puede presumir de haber hecho historia al ser el primer español premiado en el concurso internacional de música Tchaikovsky, le gusta la faceta de docente, aunque reconoce que no está "acostumbrado" y que le resulta "bastante cansado mentalmente". "Saber cómo puedes explicarle [al alumno] lo que no funciona y que lo pueda entender es difícil, transmitir sobre sensaciones es complicado". Se queda con la "satisfacción" que le provoca pulsar la tecla correcta a la hora de dar consejos.

Las lecciones las impartió con su Stradivarius de 1969, del que solo se separa en países que por su inseguridad no están cubiertos en el seguro. No es el caso. Desde que la Fundación Musical Nipona se lo cedió hace 3 años, se ha convertido en una parte de él. "Lo necesito siempre", enfatiza. "Tiene un sonido precioso, aunque da más trabajo que uno moderno, porque tiene su manera en que quiere que lo toques", cuenta, confiriéndole personalidad. "Te destaca mucho lo malo, pero cuando consigues que salgan las cosas bien, es una pasada", profundiza.

De eso sabe mucho Anxo Cabreira, un luthier vigués de 31 años que ha reparado instrumentos de cuerda con hasta cuatro siglos de historia. "El instrumento no deja de ser un amplificador y este es de los buenos", explica. Anxo, que colabora con el prestigioso taller de luthería Hans Weisshaar -ubicado en Hollywood-, no ha dudado en apuntarse como alumno oyente en las masterclass de Ferrández para disfrutar del Stradivarius de cerca. "Siempre es bueno escucharlos porque te educa muy bien el oído", argumenta y emite su juicio: "Se viene arriba en una sala grande y en una pequeña [como el aula] le pasa por encima a todos". El músico que lo toca no se queda muy atrás, en su opinión. "Este chelo es un espectáculo y él es una máquina; hacen buen equipo", opina. Recuerda que la primera vez que escuchó a Ferrández fue en la XV edición de la International Tchaikovsky Competition, que vio en directo por la Medici TV. "¿Quién es ese?", recuerda que exclamó. Ayer lo tenía enfrente y alababa: "Está a otro nivel".

Entre los diecisiete estudiantes que ayer tuvieron la oportunidad d aprender de este joven maestro, doce lo hicieron como oyentes y cinco como "alumnos activos". Una de ellas era Laura Miguélez, viguesa de 25 años, que está estudiando un pre-master de violonchelo en Holanda. "Es un gran privilegio aprender de un chelista de primer fila en Vigo, donde no solemos tener alguien con este nivel". Admiradora de su forma de interpretar, esperaba poder recibir "consejos" que le guíen en el estilo. La viguesa Adla Cameselle, que estudia en Alicante 1º de Superior, ha aprovechado la visita a su familia para acudir a las clases, al que sigue desde que lo descubrió en You Tube entre los primeros vídeos de obras de Prokofiev para este instrumento. "Me encanta su expresividad", destaca y admite que le gustaría que la masterclass durara más de un día.

A Jorge Suárez, de 18 años y estudiante de quinto de grado de profesional le ha aconsejado "ser más insistente y que trabaje más con la limpieza del sonido". No ha tenido que desplazarse para poder acudir, pero lo habría hecho porque "no suelen venir chelistas que hayan llegado tan lejos". Los que sí se han trasladado desde otras ciudades son Artei Theotonio, ourensano de 15 años, y Jorge Orosa, ferrolano de 12. "Es el mejor chelista de Europa", subraya este último. Lo que más le llamó la atención del músico es que "siempre explica tocando él y con carácter". "Nos recomendó exagerar los matices", recuerda y Artei añade: "Insistió en que hiciéramos nuestra propia versión de todo lo que toquemos". Santiago Moreno, vigués de 17 años, se quedó con un "truquito" para combatir los nervios: "concentrarte en un objetivo técnico". A Elena Pintos, de 35 años, le atrajo al aula tanto el músico como el Stradivarius: "Es una maravilla escucharlo, nunca había tenido uno tan cerca". "Llama la atención cómo alguien tan joven puede expresar tanto y tener interiorizados y controlados todos los estilos; es ese conjunto lo que le hace tan buen músico".

Laura Miguélez | Alumna Premáster en Holanda

"Es un gran privilegio aprender de alguien con este nivel en Vigo"

Adla Cameselle | Estudiante de 1º de Grado Superior

"Me encanta su expresividad; me gustaría que esto durara más"

Jorge Suárez | Alumno de quinto de Profesional

"No suelen venir chelistas que hayan llegado tan lejos"

Anxo Cabreira | Luthier con taller en rúa Ceboleira

"El chelo es un espectáculo y él, una máquina; un buen equipo"