Los descensos de vértigo por las calles del Casco Vello, las piruetas imposibles a los mandos de Mountain Bikes o "skates" y los saltos con la ría de Vigo como telón de fondo no son las únicas postales que brinda cada año O Marisquiño. Casi con la misma regularidad de reloj suizo, agosto tras agosto, se repite otra imagen: el respaldo prácticamente unánime de hoteles y hosteleros, que durante las fechas del festival ven cómo repunta su facturación. Aunque de momento el gremio carece de los datos definitivos de esta edición, ayer ya avanzaba que se habían cumplido las buenas expectativas de partida. Los hoteles lograron una ocupación plena, del 100%, que les permitió repuntar sus tarifas e incluso llevó a algunos turistas a tener que buscar alojamiento fuera de la ciudad. La hostelería estima que -gracias a la influencia de O Marisquiño y el turismo vacacional- la facturación del sector en Vigo y comarca durante los días del festival superó los 16 millones, el resultado de 2016. Desde la Asociación de Comerciantes y Hosteleros del Casco Vello se anota que algunos establecimientos lograron triplicar su caja habitual. Incluso en Centro Príncipe hablan de días con "ambiente animado e incremento de público".

"Los hoteles hemos cumplido con la expectativa de 100% de ocupación de viernes a domingo", comenta Jaime Pereira, presidente de la asociación local del sector (Ahosvi): "En líneas generales, podemos decir que los precios han sido entre un 10 y 15% superiores a los del año pasado". Una de las causas de ese éxito es que O Marisquiño ha coincidido con el "macropuente" festivo y la afluencia de turismo vacacional de agosto. Ese cóctel lleva a Pereira a apuntar que el festival es "el Everest" de la campaña estival, clave para las cuentas anuales de los alojamientos.

Buenas sensaciones tiene también el presidente de la Federación Provincial de Hosteleros (Feprohos) y alojamientos (Asehospo), César Sánchez-Ballesteros. El año pasado el colectivo señaló que la facturación lograda por el sector en Vigo y área durante los tres días del festival había oscilado entre los 15 y 16 millones de euros. En esta edición -comenta Sánchez-Ballesteros- el resultado ha sido incluso mayor. Aunque el sector aún no maneja datos concretos, el responsable de Feprohos y Asehospo avanza que el balance ha sido "muy bueno". Incluso constata "un ligero incremento de precios" que, en el caso de los alojamientos, cifra entre un 3 y 6%, aunque reconoce que algunos negocios lo superan.

Una de las zonas más beneficiadas por O Marisquiño es el Casco Vello. Itos Domínguez, responsable de la asociación que aglutina a los establecimientos del barrio, reconoce que "se trabajó bien", aunque lamenta que este año muchos clientes vigueses aprovecharon el "macropuente" festivo para viajar fuera de la ciudad, con lo que se redujo su número. "Se notó mucha gente de fuera", apunta. Esa circunstancia marcó el pasado fin de semana. Así -explica Domínguez- mientras algunos negocios apenas notaron diferencias con respecto a principios de mes, otros consiguieron triplicar su facturación. En general, la hostelera destaca la buena primera mitad de agosto. Incluso los comercios de Príncipe vivieron un "buen" fin de semana. Su gerente, Enrique Núñez, señala que la afluencia de público al festival no suele traducirse en un repunte de actividad, aunque sí reconoce un "ambiente animado, con un incremento de público".

El aumento de caja en la hostelería se explica en gran medida por el éxito de público que alcanzó este año el festival. Hace apenas una semana sus responsables fijaban el objetivo en los 160.000 visitantes -cerca de 20.000 más que en la pasada edición- y, según sus primeras estimaciones, han conseguido alcanzar esa marca. Ahora la organización aspira a seguir creciendo dentro de la ciudad, ganando espacio para ampliar sus instalaciones y oferta. También destacan que esta edición la apuesta por reforzar la seguridad ha sido un éxito.