Carlos, Charlie, Boris, tenía varios motes según el amigo, heredero de la ultima y la más antigua tasca de Vigo, cochera desde 1920 y, por supuesto, lugar de encuentrode políticos, artistas, bohemios y, sobre todo, de sus amigos y amantes del vino. Un fenómeno tertuliano con un carácter difícil de doblegar, con ideas radicales pero con gran sentido práctico de la vida, o si lo preferís, con ideas propias que le hacían vivir como a él le gustaba, en fin, fiel a sus creencias.

Marino que navegó por el mundo entero y que le dio suficientes experiencias para adquirir un gran conocimiento en casi todos los aspectos de la vida. Se enamoró de Tailandia, lugar al que viajó muchas veces con su amada y querida mujer, Auxi. También se llevó a sus hijos a conocer las maravillas de aquellos países exóticos en los que la gran mayoría de los vigueses y españoles ni siquiera habíamos oído hablar, un viajero visionario, sin duda.

Como dijo Domingo Villar ( La playa de los ahogados), Leo Caldas se quedó sin confidente y yo y muchos más sin un gran amigo.

Protegió con criterio y mucho arte el encanto del Bar Eligio, lleno de historias increíbles de los muchos amigos que encontraron su euforia sentimental y profesional, siempre con un vaso de vino, pero acompañado de su gracia, presencia y cuando quería, su mala leche. Por citar a algunos, hablo de Laxeiro, Pousa, Barreiro, y también Lugris, del que os contaría una historia llena de anécdotas.

En los últimos años descubrió alguna de las nuevas tecnologíasque, sin duda, le dieron una juventud y una felicidad impresionante. Me refiero a esas aplicaciones que te dan música por doquier, pudiendo elegir aquellas canciones que lo hacían enormemente feliz y lo acompañaban en todo momento, un fantástico apasionado de muchas temas que le hicieron sonreír y llorar, pero también, un inquieto conocedor de todo lo que pasa en el mundo. Siempre tenía que oír las noticias, esto le daba mucho juego en el bar. Al ser un hombre de criterio y con sentimiento y sentido utilizaba toda aquella información para transmitir su forma de ver y de cambiar el mundo, porque en el fondo y detrás de aquel mármol del Eligio, era un luchador. Tiene 2 hijos bestiales, Carlos y Tania. En cualquiera de ellos puedes ver y sentir su maravilloso legado. Cierto es que Carlos no sería tan grande sin su gran compañera y amor, como ya dije antes, Auxi.

Por cierto, era un gran cocinero y papeador, os puedo decir que he hablado con el más de cocina que un motorista de su casco. Podría seguir durante más de una semana hablando de Carlos, de mis vivencias con él, de los que ya no están y estuvieron, disfrutaron de él y con él, de los que están y sienten su vacío, joder, de millones de cosas, pero entonces tendría que escribir un libro, quizás lo haga algún día.

Le dedico estas líneas a su maravillosa mujer, me dio y me da tanto cariño como él, y a la que quiero como si fuera mi madre, por ti, Auxi.

Un beso con todo mi corazón.

*Amigo