La vieja torreta de vigilancia de la ETEA amenaza con desplomarse en cualquier momento. Por fortuna, los últimos desprendimientos registrados esta semana no causaron daños personales, pero al producirse fuera del vallado han infundido el temor entre los bañistas de A Punta a que "cualquier día ocurre una desgracia", como avisa Ana, una directiva de la Asociación Vecinal de Teis. Es la opinión extendida entre los usuarios del arenal que ayer urgieron a la Administración competente que derriba "de inmediato" esa atalaya metálica de 10 metros carcomida por la falta de mantenimiento desde que los militares abandonaron el recinto en 2008.

Por ubicarse junto a uno de los accesos a la playa distinguida con una Bandera Azul, los bañistas pasan muy cerca de la torreta. Además, por costumbre popular suelen extender las toallas pegados a esa ruinosa estructura sobre todo cuando la pleamar acorta la de por sí estrecha lengua de arena de A Punta. De ahí que los primeros desprendimientos, ocurridos el pasado septiembre, hicieran ver al público el riesgo al que se exponían y con sus quejas lograron que el Concello colocase un vallado de seguridad.

Pero esta medida resulta insuficiente para los bañistas. "Cuando estás en la playa, como estos días que sopla fuerte el viento, escuchas el ruido del movimiento de las uralitas como si estuvieran a punto de caerse. Esto te produce tensión", asegura Marisé. Así sucedió el lunes al desprenderse un fragmento de uralita que acabó volando fuera del perímetro de seguridad. "Si eso impacta en una persona, te raja como una navaja", alerta Ana.

Como la torreta carece de valor histórico incluso para una asociación como Marinetea volcada en la difusión de lo que representó el antiguo enclave militar, los vecinos sostienen que nada impide su demolición. "Sobre todo cuando están en juego vidas humanas", inciden.