No fue un río de lágrimas, fue solo una, pero puso en pie a todo Castrelos. Una noche grandiosa para los incondicionales de Miguel Bosé que consiguieron poner los nervios a flor de piel a un tipo que lleva 40 años sobre el escenario. "Vigo, no sólo fue un lleno total, nos dejaron el corazón, los ojos y los oídos llenos de amor. Una noche para recordar", tuiteaba el cantante tras el concierto. Y es verdad. No pudo contener la emoción ante un auditorio sediento, que se resistía a dejarlo marchar, y que finalmente lo hizo a lo grande, con una Rianxeira que Bosé y su equipo bailaron y aplaudieron. Si su última escala por la ciudad, 9 años atrás, la mantenía borrosa en la memoria, esta vez sí, Vigo ha dejado su huella.

30.000 personas siguieron paso a paso un recorrido por los grandes éxitos del artista, pedazos de nuestras vidas que volvieron a la retina con "Linda", Te amaré, "Amante Bandido", "Don Diablo," "Superman", "Nada en particular" o "Nena".

Elegante. Impecable. 61 años a la espalda y dos horas de pura energía sobre las tablas y bajo ellas. Vigo bailó ayer con Bosé; Castrelos aulló y él... lloró.