El Tecnológico de Monterrey, creado en 1943, es la primera universidad privada de México. En sus 31 campus estudian unos 50.000 alumnos de grado y 8.000 de posgrado. David Garza, que acaba de asumir el cargo de rector, lideró como vicerrector académico la puesta en marcha de Tec21, un revolucionario sistema de docencia cuya "unidad básica" son los retos en lugar de las asignaturas y que ha presentado en el Foro Internacional de Innovación Universitaria que se desarrolla esta semana en la sede de Afundación.
-¿En qué consiste el Tec21?
-Cuando nuestros estudiantes se gradúen trabajarán en empresas que no existen y con tecnologías que todavía no han sido inventadas para resolver problemas que hoy no nos planteamos. Hemos reflexionado y cambiado nuestro modelo tradicional por otro en el que el aprendizaje se basa en retos en lugar de materias. El reto se entiende como una experiencia vivencial, una misión para el alumno vinculada a un problema real y a una comunidad, empresa o gobierno. Lo diseñan profesores y los conocimientos que el alumno necesita para resolverlo se le imparten a través de módulos o minimaterias. Los estudios demuestran que el aprendizaje es más profundo cuando se realiza en un contexto.
-¿Cuántos alumnos realizan ya estos restos?
-Nuestro modelo ha ido creciendo y nuestros 50.000 alumnos de grado tienen la posibilidad de trabajar en algún reto durante una semana. El éxito es tremendo y las empresas y gobiernos quieren ser socios formadores. Ahora lo vamos a extender a todo un semestre y queremos que en 2020 todos nuestros planes de estudio se impartan con un modelo de retos y que las materias solo supongan el 30-40% del currículo.
-¿Cómo responden los alumnos?
-Hay mucho interés. Y también una gran satisfacción por parte de los profesores. Tenemos retos disciplinares y multidisciplinares y otros con una orientación social. En México, los alumnos les llaman materias de relleno, pero ahora que las ven dentro de los retos son las que más les llaman la atención. Teníamos alumnos del siglo XXI con profesores del siglo XX y modelos educativos que datan de muchos siglos atrás. Por eso queremos evolucionar hacia un modelo que proporcione competencias en un mundo tan cambiante.
-Su modelo también hace énfasis en potenciar la creatividad, el liderazgo o el pensamiento crítico.
-Los empleadores nos dicen que necesitan gente que sepa trabajar en equipo, que piense críticamente y que resuelva problemas complejos. No necesitan que los titulados sepan más de resistencia de materiales, ya están satisfechos con el nivel, sino estas otras competencias. Cada reto enfoca las competencias disciplinares y de pensamiento crítico o liderazgo que debe adquirir el alumno y un grupo de profesores de varias áreas evalúan si las han desarrollado. Es un modelo de formación más comprometido.
-Que también educa para la vida...
-A mí lo que me interesa es qué hace la universidad para la vida. Desde el punto de vista más utilitario, ofrece una formación, pero no solo hace eso. Ayuda al alumno a desarrollar un pensamiento crítico que le servirá en sus relaciones sociales y para los retos que vivimos como mundo relacionados con aspectos como la tolerancia o los derechos humanos. El alumno crece en esto durante su formación universitaria. Hay que proporcionarle espacios para la reflexión y retarlo para que dé lo mejor de sí mismo. El momento más valioso no es cuando el profesor está delante del alumno transmitiéndole información, sino cuando éste la utiliza para resolver el hambre en un poblado de su comunidad o para desarrollar un sistema de construcción de bajo coste. Y el profesor debe acompañarlo ahí. Es un modelo retador.
