Anteayer fallecía en Vigo, María Victoria Vázquez Sacristán, nacida en Madrid y afincada en Vigo desde su incorporación a Caixavigo, en 1984. Su fallecimiento, tan prematuro, cuando acababa de cumplir 57 años, ha pillado absolutamente desprevenidos a los conocidos y a muchos clientes, amigos y allegados. Economista de prestigio reconocido se había licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Complutense de Madrid, en 1983, en la especialidad de Tributos y Política Monetaria. Con un brillante expediente académico, ingresa en Caixavigo en 1984, como Jefa de Área en la División Financiera, Mercado de Capitales y Tesorería. Como consecuencia de la bancarización de la entidad, en diciembre de 2012 abandona Novagalicia Banco para dedicarse al ejercicio libre de la profesión.

Es ahí en donde más desarrolla su condición de experta en asesoramiento financiera, ahora de forma independiente (EAFI) en Didendum Eafi de la que ha sido socia fundadora. En los pocos años transcurridos desde 2012, venía ejerciendo como experta acreditada en materia de inversiones y finanzas, así reconocida en toda España. Antes, en Caixanova, había liderado todo tipo de iniciativas en la modernización e internacionalización del tejido industrial de Galicia. Fruto de su espíritu innovador y de mujer luchadora y líder, fue la primera mujer miembro del Comité de Dirección de Caixanova, consejera de R Cable, de Unión Fenosa y un sinnúmero de empresas gallegas.

Desde su profesión ha realizado las mejores aportaciones por un mayor desarrollo y bienestar social. En el entorno privado, ha sido persona muy apreciada por su círculo de amistades y, en el familiar, quienes más la han tratado más se han beneficiado de su buen humor y optimismo nato. De forma ejemplar ha conciliado sus obligaciones de esposa, con Fernando, y de madre, con Fernando e Isabel. Vitalista en extremo, no admitía la derrota, sino para aprender de sus propias perfectibilidades.

Se nos ha ido, pues, con la sonrisa que caracterizaba su rostro y este es el recuerdo más plástico y permanente que nos queda, pues su ausencia es ahora solo física. Fernando padre, Fernando hijo e Isabel permitidnos esta sincera manifestación de solidaridad con los sentimientos que os embargan y que el paso del tiempo irá balsamizando. En lo que sois portáis un gran activo vital. Parte de ella va en vosotros como buen producto que sois de su entrega que no espera otra compensación que la de la satisfacción de dar, de darse a los suyos y a los demás. Los recuerdos vividos con María Victoria son hoy su mejor legado y el mejor ejemplo de vida que nos queda. Si seguimos tal ejemplo, todos seremos algo mejores.

*Decano del Colegio de Economistas de Pontevedra