El Náutico encara un nuevo capítulo. Quien preside el club desde hace un año, Justo González Ballesta, ha transmitido a la junta su decisión de dejar el cargo por causas personales de fuerza mayor. Una vez firme su dimisión, la directiva pasará a estar en funciones y el comité de disciplina asumirá una función electoral. En el plazo de un mes se convocará a los socios a las urnas para que escojan el nuevo equipo que llevará las riendas del club, lo que ocurrirá con toda probabilidad a principios de agosto. La junta ya maneja, de hecho, una fecha para que los afiliados emitan su voto: el viernes 4 de agosto.

Ballesta deja el cargo justo un año después de asumirlo. Su candidatura fue la única que se presentó en 2016 para relevar a Viviana García, quien había ejercido como responsable de la entidad desde 2012. El 24 de junio del pasado verano la actual directiva asumía las responsabilidades de gobierno de forma oficial. La vicepresidencia recayó sobre José Antonio Portela y Rafael Tapias asumió el área económica.

Al acceder al cargo, Ballesta contaba ya con una dilatada trayectoria como gestor. Médico de formación, ejerció como alcalde de Mos durante más de una década -entre 1986 y 1997-, fue delegado de la Consellería de Obras Públicas, diputado provincial y autonómico y director del Sergas. La decisión de dimitir como presidente del Náutico, un club con el que se ha mostrado íntimamente comprometido y ligado, la adopta por razones personales de fuerza mayor.

Una de sus primeras decisiones al frente del club fue solicitar el preconcurso de acreedores a principios de julio de 2016 para renegociar la deuda de la entidad y blindar su futuro. Meses después, a mediados de octubre, la sociedad solicitaba la entrada en concurso para hacer frente a una mora heredada que -según los cálculos de la junta- ascendía a 5,1 millones, si bien solo unos 3,5 serían obligaciones con terceros. Desde el principio Ballesta y su equipo insistieron en que el Náutico es viable y que su objetivo era afrontar las facturas pendientes, que lastraban sus finanzas. "El club tiene futuro, pero lleva en negativo 20 años y hay que solucionarlo de forma definitiva", apuntó entonces la directiva, que reconocía manejar un plan estratégico con aplazamiento y quitas.

Desde entonces los responsables del Náutico se han reunido con sus acreedores y negociado un plan que permita salvaguardar el futuro de la emblemática sociedad. Hace solo unos días el club explicaba que espera el informe definitivo del administrador y que ya ha tomado la decisión de recurrir algunos detalles. En caso de que la Audiencia Provincial le dé la razón, la junta confía en firmar el convenio con sus acreedores a finales de año.

A favor del Náutico juegan sus últimas cuentas. Tras años acumulando números rojos, el pasado marzo los socios aprobaban las cuentas de 2016, que reflejan el primer ejercicio en positivo en más de una década. Durante la misma cita los afiliados también aprobaron los presupuestos de 2017 por unanimidad. Con 252 votos a favor frente a 119 en contra, la directiva logró en enero que los accionistas de su S.A. aceptasen que la sede de Nigrán se emplease para avalar la deuda del club. Esa votación fue otro de los momentos más importantes en la gestión de González Ballesta, ya que gracias a ella se despejó el acuerdo con Abanca que viabiliza la salida del concurso.