La población viguesa siempre se ha caracterizado por su movilidad. La potente industria local ejerció durante los años de bonanza económica de importante foco de atracción para miles de vecinos de otros municipios gallegos y la situó además como la urbe gallega con más población inmigrante. Estas cifras se fueron moderando en el último lustro como consecuencia del desempleo y la subida del precio de la vivienda en el casco urbano al tiempo que miles de residentes en edad de trabajar decidían emprender el camino contrario y buscaban suerte en el extranjero. Vigo siempre ha mantenido un saldo migratorio positivo, pero eso no impide que aún a día de hoy cada semana una docena de vigueses se marche a residir a otro país. El número total de españoles con residencia habitual en la ciudad que el año pasado se instaló en el extranjero asciende a 621 personas.

Esta salida, fundamentalmente hacia países de la Unión Europea, es un fenómeno que se mantiene e incluso se ha incrementado en los últimos dos años, situándose las bajas por encima de las seiscientas personas cuando en años anteriores, como el 2012, fueron solo 402 los vigueses que se mudaron a vivir a otro país. Lo que sí se ha reducido es el traslado de vecinos del municipio hacia otras localidades de la provincia de Pontevedra y el retorno de familias inmigrantes a sus países de origen.

El freno de estas salidas es el que permite que en el año 2016 las bajas registradas en el censo por el Instituto Nacional de Estadística (INE) se hayan recortado un 7,5% pasando de las 7.431 del año 2015 a las últimas 6.871. Se marcha menos gente y, al mismo tiempo, la ciudad se dispone a recuperar población al experimentar una subida de las altas en el padrón. El INE las cifra en 7.872 el pasado año, casi medio millar por encima de las registradas en 2014.

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Vigo parece iniciar un cambio de tendencia a nivel demográfico poniendo freno a la pérdida de población. Fueron 6.871 las personas que se dieron de baja en Vigo en el último ejercicio, de las cuales un 40% tenían como destino un concello de la misma provincia. Otro 16% decidió instalarse en municipios gallegos fuera de Pontevedra, un 30% eligió probar suerte en otra comunidad autónoma y fueron un total de 987 personas, un 14% del total, las que se fueron al extranjero. Dos terceras partes tenían nacionalidad española y cabe suponer que eran vigueses que salieron hacia otro país a completar su formación o a buscar trabajo, mientras que una tercera parte eran extranjeros que probablemente regresaran a casa o bien decidieron buscarse un futuro en otra ciudad.

El destino más frecuente es algún otro punto de la geografía española y el apenas 15% que se va al extranjero elige por este orden los siguientes destinos: América -357 casos-, UE -265-, resto de Europa -36-, Asia -24-, África -18- y Oceanía -9-. En el balance de bajas hay que contar también otras 278 que se producen debido a que los titulares dejan caducar su documentación y el Concello los elimina del padrón.

En los últimos años se observa en Vigo un descenso en la salida de extranjeros, pasando de 1.780 bajas hace cinco años a las actuales 1.074. Durante esta misma etapa, de nuevo la ciudad recupera su papel de municipio de acogida al incrementarse la llegada de personas de otras nacionalidades de forma considerable: un 42%. Se dio el salto de 994 a 1.412 inscripciones en solo doce meses. La mayoría de las variaciones residenciales se producen dentro del territorio nacional, pero los nuevos residentes que llegan del extranjero lo hacen mayoritariamente de América, según los últimos datos del INE.

Donde hay una correspondencia casi idéntica es en la edad de quienes abandonan Vigo y de los recién llegados. Tanto las bajas como las altas en el censo se concentran en la franja de edad que va de los 25 a los 44 años, lo que apunta a una motivación fundamentalmente laboral para cambiar de lugar de residencia. La mitad de los vecinos que causaron baja en 2016 entraban en este grupo de edad al que se suman 1.576 niños y jóvenes hasta 24 años de edad. El flujo se reduce a partir de los 45 años tanto de entrada como de salida.