Conducir en Vigo es cada vez más seguro. La ciudad lleva años reduciendo de forma drástica los accidentes de tráfico. Pero no solo eso. La proporción de los que acaban únicamente en un susto leve o en problemas exclusivamente de chapa y pintura se incrementa sobre aquellos con consecuencias graves. Según fuentes de la Policía Local, en el último ejercicio completo (2016) fueron solo 42 personas las que resultaron con lesiones críticas tras un golpe de circulación. Es un mínimo histórico que rebaja el marcado en 2015, con 49 casos, y también en 2014, con 51. La cifra es todavía más significativa si se compara con la evolución nacional. En la última década la ciudad olívica logró reducir los heridos graves en casi un 70% (en 2007 se contabilizaron 133). En el mismo periodo, y según los últimos datos de la Dirección General de Tráfico (2015), la caída en vías urbanas fue del 22%, un ritmo tres veces menor que el que se registra aquí: de 6.094 se pasó a 4.751.
Pero no solo disminuyen los conductores u ocupantes que tienen que ser hospitalizados. También lo hacen los accidentes. Como adelantó este periódico, 2016 se cerró con el menor número de siniestros de la historia de Vigo: 2.469. Y, pese a que pueden parecer todavía muchos, lo cierto es que más de la mitad (1.250) tan solo acabaron con daños materiales en los vehículos implicados. Y, en los 1.209 restantes, prácticamente todos los heridos fueron leves.
Lo que no varía en exceso pese a los empeños de la Policía Local y la Concejalía de Tráfico es la cifra de fallecidos: 4. Si bien es cierto, este fatal indicador se mantiene sin apenas variaciones en la última década, aunque sí se redujo de forma drástica si se compara con años anteriores. En 2003, por ejemplo, se registraron en la ciudad olívica 22 muertes como consecuencia de un choque en la ciudad. En 2012 hubo un repunte, con 10 casos, pero fue algo aislado.
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Medidas
La disminución de heridos graves en Vigo no es casual. Durante la última década la ciudad ha dado un cambio radical en materia de tráfico que ha contribuido no solo a que caigan los accidentes, sino también a que cuando se producen sean de menor impacto. Entre las medidas más destacadas sobresalen las más de 200 calles que a lo largo y ancho del casco urbano se han limitado a solo 30 km/h. Menos velocidad que se traduce en consecuencias leves cuando se produce un accidente. Para reducir esos acelerones la Concejalía de Tráfico puso en marcha muchas más medidas, como las bandas reductoras de velocidad, los badenes en pasos de peatones e incluso un mayor control por radar. De hecho, recientemente renovó el vehículo camuflado e incluso activó las nueve cabinas que tiene distribuidas por Vigo (tres de ellas en el túnel de Beiramar) para que fotografiaran en las dos direcciones y no solo en una. La presión del primero, que la Policía Local mueve por decenas de calles, y la ampliación del radio de acción de los fijos, contribuye también a que cientos de conductores se lo piensen dos veces antes de correr más de lo permitido.
