Veincinco años se reflejan hasta en la cristalería del bar, que pasó de vasos de tubo a los carolinos y la copa balón, aunque sigue poniendo vasos de tubo a algunos clientes "de toda la vida". "Antes se bebía mucho Bitter y cuando yo lo pido me miran raro", confiesa Itos, que dejó de beber hace 25 años. "De vez en cuando voy de vinos o me tomo un chupito con un cliente pero si tienes un bar y bebes el hígado no lo perdona", asegura. "Ya nadie pide coñac", continúa, aunque el Plaff suele tener en invierno "para los carajillos", también compra "un par de botellas" de pacharán en verano, por los turistas vascos. Sí se mantienen los combinados "de toda la vida" de whisky, ron o ginebra, "también cerveza, hay mucha cultura cervecera", afirma. "Hace unos años se puso de moda el gintonic otra vez pero era con macedonia y había que tomárselo con cuchara. En este bar no cuajó", señala Itos. Adaptándose a los tiempos, el Plaff pronto comenzará a abrir también para la sesión vermú, los sábados. "Tenemos la ilusión de seguir unos añitos más. Nunca me imaginé que me iba a dedicar a la hostelería pero a mí ya me sacan de aquí en ataúd", avisa.