El Quiñones de León afronta este 2017 como el año del inicio de su gran transformación, tanto en lo que respecta a la fisonomía del edificio como al interior, con cambios en sus salas pero también en sus almacenes, el sanctasanctórum del museo.

Tras centrarse el año pasado en la puesta en marcha de la exposición "Emporium. Mil anos de comercio en Vigo", para la que se catalogaron y reconstruyeron más de 200 piezas de arqueología, la dirección, dependiente de la Concejalía de Cultura, ha podido "volcarse un poco más en el pazo" para acometer intervenciones urgentes pero también para planificar con criterio su futuro, que pasa por la gran transformación de la sala de arqueología para exponer en el futuro las tumbas romanas halladas en las excavaciones del pazo del Marqués de Valladares, en la calle Oliva del Casco Vello.

"Será un proyecto precioso porque no solo vamos a hacerles hueco sino que vamos a replantearnos toda la sala y adaptarla a un discurso mucho más moderno, con medios interactivos, audiovisuales... Se le va a dar una vuelta a toda la sala", explicó el director del museo, José Ballesta, que precisó que este "ambicioso proyecto" no será inmediato sino que necesitará "un par de años" pero supondrá la transformación del museo.

"El pazo por sí mismo tiene un tirón tremendo, se ha conservado muy bien y tenemos mucho visitante externo. Esperamos que con la reforma de la sala de arqueología sea mucho más", confió Ballesta, que recordó que el edificio data de 1670. Tras el Marco, el Quiñones de León es el museo más visitado y el año pasado incrementó la afluencia en un 41,2 por ciento al contabilizar 25.666 visitas, con 7.485 más que en 2015 y la mejor cifra desde 2010.

El atractivo del pazo, al que hay que sumar el de los jardines históricos que lo rodean, implica también intervenciones constantes para preservarlo en lo que respecta a su mantenimiento. Así, además de las actuaciones más visibles como la rehabilitación de las puertas de entrada, de la capilla y de recepción, se prevé que este año o el próximo se pueda acometer la reforma de las ventanas de la planta baja. También hay actuaciones periódicas y menos visibles, recuerda Ballesta, en los tejados para desatascar los canalones de desagüe o "vigilar constantemente" los ataques biológicos de la carcoma o las termitas.

Además, también se interviene en las obras de arte en función del interés artístico que tenga la pieza y su estado de conservación. Entre las últimas actuaciones está la restauración del gran mural de Lugrís "Misterios do Mar", por 5.990 euros. La obra estaba dañada por la humedad y la técnica con la que se extrajo de su ubicación original, en el antiguo Gran Hotel, en 1977. Ballesta también citó la intervención en la lámpara de murano del siglo XIX, la única pieza de mobiliario que se conserva de los marqueses y que fue restaurada en la Real Fábrica de la Granja hace tres años.

"Todos los años hay una partida para emprender obras de restauración, se trata de una colección muy amplia y a los pocos vamos restaurando", indica el director, que recuerda que una de las obligaciones que tiene el museo por ley es recoger todos los hallazgos que se producen tanto en Vigo como en su comarca por lo que cuenta en sus almacenes con muchísimo material.

De hecho, para hacer sitio al regreso de las piezas de la exposición "Emporium" se ha tenido que llevar a cabo una tarea de limpieza de sus almacenes. "Eran cientos de piezas pequeñas que tras la restauración se han convertido en ánforas enormes, por ejemplo", precisa el experto, que remarca que se hizo una "revisión exhaustiva" de todo el material inservible para liberar espacio. Por este motivo, se ha tirado todo el material didáctico de antiguas exposiciones, tarimas de conglomerado, equipos estropeados o lonas sin valor.

"Los almacenes están como nunca de bien", aseveró Ballesta, que recordó que no existe uno sino varios repartidos por diferentes edificios. Así, el Marco cuenta con uno que alberga la colección de arte gallego contemporáneo, la Pinacoteca tiene otro con enseres y medio centenar de cajas de embalaje que se utilizan para enviar las obras en los préstamos. El Verbum, por su parte, alberga un almacén con grandes piezas de arqueología como sarcófagos o estelas. En el Pazo, mientras tanto, hay un pequeño almacén donde se guardan obras de arte antigua y otro para la extensa colección de arqueología. También uno de artes decorativas donde ahora se está realizando el embalaje de toda la colección de cerámica y cristalería, conformada por 4.848 objetos de pequeño tamaño de las colecciones de Álvarez, el legado Policarpo Sanz, cerámica popular galega, de la colección de Sargadelos y piezas orientales. "Este año nos hemos propuesto pasar todas las piezas que estaban en cajas de cartón a recipientes estables y hemos contratado a una especialista que también está limpiándolas", informó Ballesta.