Samil vivió ayer una jornada frenética con miles de bañistas en el arenal aprovechando los más de 30 grados de máxima que se alcanzaron en las horas centrales del día. La playa estaba repleta cuando a las siete y media de la tarde un vertido localizado en el mar obligó a desalojar a cientos de personas del agua y prohibir de forma temporal el baño en todo el arenal para evitar incidentes. Policía Local, Protección Civil, los servicios de socorrismo y Salvamento Marítimo activaron el protocolo de emergencias por posible contaminación. En un primer momento se optó por vetar el baño en un tramo concreto, pero por precaución Salvamento decidió colocar la bandera roja desde la desembocadura del Lagares hasta el extremo con Argazada.

Los primeros minutos fueron de desconcierto por la falta de información veraz sobre lo que ocurría. Policía Local y Salvamento Marítimo recogieron muestras en distintos puntos de la playa que serán ahora enviadas al laboratorio para determinar qué tipo de producto se vertió al mar y su composición. Visualmente las manchas negras que llegaban hasta la orilla hacían barajar la hipótesis de que era combustible procedente de un barco. Ayer a última hora aún se buscaba el foco de la contaminación y desde el Concello no se ofrecían previsiones de cuándo se podría retomar la normalidad. "Depende de si la mancha se extiende o no y de las mareas", apuntaban fuentes policiales. De los resultados de los análisis se podría reabrir a lo largo de la mañana de hoy la playa al baño.

Fueron los propios socorristas de Samil que iniciaron el jueves el servicio los que dieron la alerta a la Policía Local, aunque de inmediato empezaron a avisar docenas de particulares que se vieron sorprendidos al salir con manchas negras en los pies del agua. A las 20.15 horas se informaba de la existencia de "una mancha de unos 300 metros de longitud localizada a la altura de As Dornas", aunque se seguía su evolución desde mar y tierra por si fuera necesario ampliar las medidas de prevención a arenales próximos.

Pese a la bandera roja que ondeaba en el paseo y los avisos a pie de playa de los agentes, los bañistas intentaron regresar al mar para refrescarse y fueron los socorristas los encargados de vigilar que cumplieran con la prohibición. Era difícil lograrlo por la cantidad de gente congregada, muchos no se enteraron de lo que ocurría en el otro extremo de la playa.