No será fácil para el puerto de Vigo recuperar la actividad normal tras las 48 horas de paro de la estiba de esta semana, especialmente para la terminal de Bouzas, que estuvo al borde del colapso al acumular 18.000 vehículos y ayer logró embarcar un total de 5.000 mientras que prevé cargar otros 2.000 durante este fin de semana.

Bajo la amenaza de más jornadas de huelga, que siguen sobre la mesa después de que patronal y sindicatos se reuniesen sin llegar a un acuerdo, la actividad regresó ayer de forma frenética para dar salida a 5.000 vehículos, bastantes menos de los previstos inicialmente dada la limitación de la plantilla, que además obligó a contar con medio centenar de trabajadores eventuales.

En concreto, el cuadro de estibadores en Vigo está conformado por 110 personas y fueron convocados 98, todos los disponibles. "Si no doblan y no hacen horas extras la capacidad que tenemos de descarga es limitada y se comunica por lo que los barcos se van adaptando a las disponibilidades", aseveró el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique López Veiga, que confirmó, como adelantó ayer FARO, que "es posible" el riesgo de colapso.

Escalas previstas

En el transcurso de la jornada, además, hubo que reajustar las escalas previstas que pasaron de ocho a cinco, cuatro en Bouzas (los barcos ro-ro Asian Breeze, Vega Leader, Suar Vigo y Viking Constanza) y uno en el muelle de Guixar ( Contship Joy). Los otros tres cargueros previstos para ayer, Opal Leader, Artamis Leader y Glovis Challenge aguardaban su turno fondeados en la Ría, un ajuste que obligó a cambiar la programación de todo el fin de semana y comienzos de la próxima. En todo caso, López Veiga prevé que este fin de semana se puedan embarcar otros 2.000 barcos, en concreto en los dos buques que realizan la Autopista del Mar, Galicia y Bouzas, o el Neptune Ithaki. También se espera hacer frente a la petición de descarga de otros dos buques de MSC mientras que un tercero previsto para el fin de semana pasa para el lunes y otro ( X Press Vesuvio) para el martes.

"Es obvio que la huelga sí tiene efectos", aseveró López Veiga, que matizó que todavía no se han evaluado las consecuencias económicas para el puerto vigués mientras que el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, cifró en 110 millones de euros las pérdidas directas, indirectas e inducidas de las 48 horas de huelga de esta semana. "Nuestra preocupación principal es que no se atasquen las terminales y poder dar salida a todo esto", añadió el presidente de la Autoridad Portuaria, que hizo hincapié en que el puerto es el "menos" afectado por una huelga que causa "muchísimos problemas" en el área de la logística con el transporte.

A este respecto, López Veiga se preguntó si el anuncio de otros ocho días de huelga de los estibadores es "sensato". "Yo creo que no, sinceramente. Me preocupa la economía de la ciudad y la economía española", manifestó en declaraciones a los medios de comunicación a los que recordó el modo de trabajar de la planta de PSA Citröen, donde "cualquier alteración de los ritmos puede causar problemas graves".

Y es que tras el fracaso de la reunión de ayer, la próxima semana habrá huelga en las horas impartes el lunes, miércoles y viernes mientras se mantienen nuevos paros en las horas horas impares durante dos días seguidos desde el 26 de junio al 8 de julio.

Por ello, ante la "gran amenaza para la economía española" de ocho nuevas jornadas de huelga que se sumarían a las ya programadas, López Veiga recordó que existe un pronunciamiento del Consejo de Administración del puerto de que "todo lo relativo con la automoción es esencial para la economía de Vigo" y subrayó que "tendremos que sentarnos a ver cuáles son los servicios esenciales".

Al igual que en otras ocasiones, volvió a pedir a los estibadores "sentido común" para negociar y no pretender "controlar desde un sindicato el acceso a la profesión" algo que, remarcó, "no es posible". "¿Por qué este pulso si lo que se pide no es compatible con el derecho comunitario?", se preguntó.

También lanzó un dardo envenenado al respecto de las críticas sobre su persona y sus remuneraciones indicando que "yo no me meto en la vida personal de los estibadores, no critico los modelos de coches que tienen si se los pueden pagar o si tienen acciones bancarias o fondos de pensiones". "Yo no soy un privilegiado y no tengo nada de lo que avergonzarme ni arrepentirme", dijo.