Un experto en Lingüística de la Universidad de Vigo califica las becas municipales de inglés de "programa vacacional" que incumple sus objetivos formativos y constituye una política neoliberalista para imponer la hegemonía del inglés mientras se destinan muchos menos recursos a la promoción del gallego en la ciudad. Fernando Ramallo, miembro de la Real Academia Galega y del comité de expertos en lenguas regionales del Consejo de Europa, presentó estas reflexiones durante un congreso sobre políticas de multilingüismo celebrado a finales de mayo en Ámsterdam. Califica su trabajo de "primera lectura" a partir de una revisión de las bases de la última convocatoria y de entrevistas "en profundidad" realizadas a estudiantes de años anteriores.

La iniciativa Vigo en inglés cuenta con un presupuesto de 1,6 millones de euros en 2017 para que 657 alumnos de Secundaria realicen una estancia de 3 semanas en Reino Unido o Irlanda. Hasta ahora, unos 4.000 alumnos de colegios públicos y concertados han disfrutado del programa.

  • Manipulación. Casi el 25% de la población vagueas de 15 años se beneficia cada año de estas becas que, según señala Ramal constituyen "una de las políticas más airosas" del gobierno local. Su finalidad es mejorar la competencia de los jóvenes en inglés, pero el experto señala que el programa "contribuye muy moderadamente a este objetivo y, en mayor medida, consiste en financiar unas vacaciones de tres semanas a la población adolescente de la ciudad". La tilda de "política turística oculta" y critica la "manipulación elocuente" de las familias, "que no tienen por qué saber que están siendo engañadas", y de la Administración, "que sí sabe que engaña, pero hace como si no lo supiese".
  • Agravio a las lenguas minoritarias. El artículo señala también que, aunque Vigo es oficialmente bilingüe, el gallego está "prácticamente desaparecido", especialmente entre la juventud. Así, en la década 2003-2013, los bilingües descendieron en todos los grupos de edad, excepto en el de los mayores de 65 años, y solo creció el monolingüismo en castellano. De ahí que Ramallo critique que el apoyo del Concello a la recuperación del gallego "está muy lejos de ser equiparable" a los gastos del programa "Vigo en inglés", que calcula en más de 7 millones desde su inicio.
  • Mercantilización. El experto sostiene que las becas son un ejemplo de política neoliberalista y de mercantilización de las lenguas, puesto que contribuyen a potenciar el valor del inglés como una mercancía que favorece el trabajo eficiente. En este sentido, el programa del Concello constituye "una tecnología política orientada a fortalecer la competencia del sujeto en el mercado, de acuerdo con las propias lógicas de ese mercado". Lejos de "controlar" ese mercado, resume Ramallo, el Concello se convierte en "coproductor muy voluntario de las normas de competitividad".
  • Mitificación del inglés. El inglés goza hoy en día de un "caché simbólico" y el programa municipal es un ejemplo de "la euforia-fiebre" que aqueja a nuestra sociedad actual, "especialmente a autoridades estatales, regionales o locales, pero también a las familias". Esta "mitificación", que no es exclusiva del contexto gallego ni del español, constituye "una norma social que, desde una razón neoliberal, no admite discusión". En contra del convencimiento de familias y políticos de que este idioma es necesario para tener éxito, Ramallo defiende que "para la mayoría de la población el inglés, entendido como valor de cambio, es inútil e innecesario, incluso en escenarios en los que el mercado lo demande".
  • Racismo lingüístico. El profesor advierte que la hegemonía del inglés y su obediencia, además de una herramienta de invasión cultural, se está convirtiendo en "un ejemplo de racismo lingüístico", sobre todo cuando se presenta como una forma de brindar oportunidades para progresar. Y, en este sentido, critica a la Junta de Gobierno Local por repetir, durante la sesión en la que se aprobó la última convocatoria del programa, "buena parte de los tópicos" de la ideología neoliberal que sostiene que, si no se dominan lenguas extranjeras, se reducen las posibilidades de éxito personal y profesional.
  • Falsa política lingüística. Para el experto, el programa es "un ejemplo de falsa política lingüística". Un "efectivo programa vacacional que nada tiene que ver con los supuestos beneficios de un programa bien diseñado y ejecutado de inmersión". Aún así, reconoce que es "mayoritariamente aplaudido" por los ciudadanos y las familias. De hecho, todos los entrevistados mostraron su satisfacción. "Ahora bien, una cosa es gozar de tres semanas de vacaciones en Reino Unido o Irlanda, entre amigos y alejados del control y la vigilancia familiar, con lo que eso supone para el sujeto adolescente, y otra bien diferente es que esa satisfacción se deba a la mejora del dominio y la práctica del inglés", puntualiza.
  • Exposición incompleta. A partir de los testimonios recabados, Fernando Ramallo critica que la exposición al inglés no es total y que los jóvenes pasan "buena parte del día a día" con el resto del grupo vigués. El inglés se usa con las familias de acogida y en los centros educativos pero en las actividades extraescolares "domina" el castellano.