Muchos más pilotos de drones que autorizaciones para poder volarlos. Ésta es, a grandes rasgos, la radiografía actual en Vigo de este sector. Tras tres años de la ley provisional que se aprobó para controlar la fiebre de estas aeronaves no tripuladas y evitar accidentes, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) ha concedido 12 licencias a operadores de la ciudad. Son, en la práctica y de forma legal, los únicos con sede en Vigo que podrían levantar uno de estos aparatos como herramienta de trabajo. La mayoría no son personas físicas -al principio se esperaba una avalancha de fotógrafos o profesionales audiovisuales, entre otros- sino asociaciones, empresas o instituciones como la Universidad de Vigo, que fue la primera en España que tuvo este permiso; Aerocelta, única ATO ( Aviation Training Organization) aprobada por AESA en la ciudad que imparte el curso de piloto de drones; la Asociación Cultural Aeronáutica o empresas que ya tenían mucho callo en este sector como la olívica Fobos Solutions. Ellos, junto a otro pequeño puñado de personas y empresas, son los únicos profesionales autorizados en la ciudad olívica. La cifra se eleva a 44 a nivel Pontevedra. La provincia de A Coruña, con 72 operadores, encabeza el ranking gallego. En Lugo hay 16 y en Ourense, 11. A nivel nacional se superar a día de hoy los 2.000 operadores.

"Para poder volar drones de forma profesional la ley es muy estricta. No solo basta con hacer el curso de piloto, tener seguro para la aeronave o un certificado médico, entre otras cosas, sino que luego hay que o ser operador autorizado por AESA o trabajar al amparo de alguno de ellos. Es un proceso complejo, por eso son muchos los que se han echado para atrás al conocer esta realidad o que, después de acabar el curso de piloto, no acaban de dar el paso para hacerse operador", explica Miguel Iruegas, instructor y jefe de operaciones de Aerocelta. De hecho, sus prácticas las realizan en Tui, ya que en el espacio aéreo de Vigo -muy condicionado por el aeropuerto- es muy difícil encontrar un punto en el que esté autorizado y sea seguro.

Por los cursos de Aerocelta han pasado ya seis promociones desde que entró en vigor la ley provisional que regula estos aparatos. Son más de 120 pilotos titulados -que no autorizados- para poder volar drones. "La mayoría son neófitos y abundan dos perfiles: aquellos que ven una oportunidad de trabajo en este sector y también muchos fotógrafos que quieren ampliar su campo de trabajo", explica.

Entre las 12 autorizaciones de AESA que hay en Vigo abundan aquellas que declaran en su actividad fotografía, filmaciones y levantamientos aéreos. Pero incluso hay para control de plagas aviares, como Fobos Solutions; publicidad aérea o operaciones de emergencia, búsqueda y salvamento, como Dronix ; o para investigación y desarrollo, entre las que destaca la Universidad de Vigo.

Plagas aviares y vendimia

Marcos Carrera, director de Fobos Solutions, lleva muchos años trabajando con estos aparatos. Uno de ellos es el dron biomimético, una aeronave que simula a un ave rapaz y que se emplea para el control de plagas aviares. Sin embargo, y pese a los problemas que en esta materia hay en Galicia -en Vigo, sin ir más lejos, ocurre con las gaviotas- el mayor trabajo lo realizan fuera de España. "El 80% de la facturación es en el extranjero", admite. La normativa actual -asegura- hace "muy complicado" operar aquí. "Tiene que haber prudencia, pero creo que actualmente la normativa es exagerada", opina. Pero el ave rapaz no es su único producto. De hecho, esta misma semana han realizado pruebas en la Ribeira Sacra del proyecto Ecovine, iniciativa en la que participa el CSIC o la Universidad de Santiago, y con la que a través de un dron con una cámara multiespectral logran localizar enfermedades en la viña o conocer el momento óptimo para la vendimia.

Otras firmas viguesas, como Microgal, ni siquiera se han metido en el complejo proceso de autorización pese a tener una larga trayectoria, en este caso en materia de producciones audiovisuales. "En su servicio que subcontratamos, pero cada vez menos, porque los reportajes fotográfico, por ejemplo, es ya muy difícil rentabilizarlos. Cualquiera puede tener un dron y, al menos a nivel fotografía, creo que dejará de ser negocio", predice. De hecho, AESA ya les ha negado algún trabajo, como la filmación en Vigo del Oasis of the Seas, el mayor trasatlántico del mundo, alegando que estaba en la zona protegida del CTR de Peinador. En Vigo -no a ellos- también se prohibió, por ejemplo, filmar la procesión del Cristo de la Victoria. "La normativa tiene que ser estricta, porque o existe gente muy profesional y con permisos, o es un riesgo muy grande", reconoce José Ramón Ruiz, de Microgal.

La mayoría de profesionales consultados reconocen que operar con uno de estos aparatos es extremadamente difícil si se quiere cumplir con la legalidad. Una situación que muchos confían que se mejore con la nueva ley de la que ya hay un borrador y que, entre otras cosas, abre la posibilidad de volar estos aparatos en zonas urbanas.

Sanciones

"Los drones no son juguetes, son aeronaves". AESA ha repetido incesantemente esta máxima. Y lo ha regulado al máximo para evitar cualquier problema. Así, para poder levantar un dron de forma profesional no solo es necesario ser piloto y operador o hacerlo al amparo de alguno de los autorizados, sino que hay que ceñirse a una serie de normas que, solo a nivel Vigo, hacen casi imposible levantar uno de estos aparatos: ni pueden operarse en zonas urbanas, ni sobrevolar aglomeraciones de personas en parques, playas, conciertos, bodas, manifestaciones, procesiones...; ni volarlo de noche y tampoco en espacio aéreo controlado. Y las sanciones no son pequeñas: según fuentes oficiales de AESA, en España se han abierto 137 expedientes sancionadores y hay multas ya por importes de hasta 8.000 euros.

Igual de complicado lo tienen los que los usan de forma recreativa. No tienen que ser pilotos, pero sí atenerse a las mismas prohibiciones, no perder nunca de vista el dron y no levantarlo nunca por encima de 120 metros.

Cuerpos de seguridad

Esta delgada línea legal en la que vuelan los drones no ha echado para atrás al Concello de Vigo, donde no solo están convencidos de la eficiencia de estos dispositivos en materia de seguridad, sino también de que AESA acabará permitiendo su uso en este campo en zonas urbanas o restringidas por la zona de control aéreo de aeropuertos como es el caso de Vigo. Según ha podido saber este periódico, el Ayuntamiento tiene ya sobre la mesa un proyecto piloto para dotar al cuerpo de bomberos de dos drones. ¿El objetivo? Acelerar los tiempos de reacción, mejorar su eficacia y reducir el riesgo al que se exponen muchas veces los efectivos a la hora de supervisar estructuras colapsadas o incendios.

"La idea es tener dos drones basados de forma estratégica en la ciudad que puedan salir hacia la zona del siniestro nada más producirse. Con ello, pasarían imágenes en tiempo real a los responsables del operativo, pero también a otros cuerpos de seguridad, que permitirían optimizar los recursos para atajar el problema", explican fuentes municipales. Ponen el ejemplo de sucesos de este tipo en naves como la de Freiremar. Los bomberos deben utilizar la escalera y aproximarse a las zonas más elevadas no solo para extinguir las llamas, sino para supervisar el estado de la cubierta o localizar los focos, con lo que quedan más expuestos. Con los drones -explican- sería una de las labores que se agilizarían y que permitirían acelerar las actuaciones.

Pero la intención del Concello no se queda ahí. El proyecto piloto municipal, para el que deberán contar con autorización de AESA, quiere integrar en los drones sensores infrarrojos para detectar personas en el interior de edificios, ya sea en derrumbes o también en incendios. Se trata de otra utilidad que permitiría actuar con mayor celeridad a los bomberos a la hora de localizar víctimas y salvar vidas.