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Monseñor Gilberto Gómez González: "El Papa Francisco tiene ese carisma porteño que le hace ser más mundano"

"En Perú los fieles son mucho más jóvenes y las iglesias están abarrotadas de niños"

Monseñor Gilberto Gómez, ayer en la parroquia de la Soledad.// M.G. Brea

Hace más de tres décadas que vive en Perú pero asegura que sigue echando de menos Galicia. Monseñor Gilberto Gómez González, obispo de la diócesis peruana de Abancay, acaba de reunirse con el Papa Francisco para trasladarle sus preocupaciones sobre lo que ocurre en su congregación e intercambiar opiniones acerca de lo que rodea hoy en día a la religión cristiana. Es su tercer encuentro con un Papa desde que dejó la diócesis Tui-Vigo y de cada uno de ellos guarda una importante lección.

-Está de visita en Galicia. ¿Sigue siendo especial regresar?

-Intento venir unos días cada dos o tres años para encontrarme con familiares y amigos y siempre son momentos muy emotivos. Este año coincidió mi visita con las fiestas de mi pueblo (Albeos) y me lo he pasado muy bien, aunque ya toca regresar a nuestro día a día en Perú.

-¿Cómo fue su doble encuentro con el Papa Francisco?

-No lo conocía personalmente y la verdad es que me ha ganado para siempre. Es un hombre muy cercano que se preocupa por lo que ocurre en todas las diócesis. Nos pasamos cinco horas y media reunidos y fueron dos encuentros muy entrañables y familiares.

-¿Qué diferencias encontró entre este Papa y los dos anteriores?

-Juan Pablo II desempeñó una función esencial en el aperturismo de los países del este de Europa. Se exprimió durante todo su mandato. Benedicto XVI era humilde, sencillo y una persona muy cercana. Por contra, Francisco tiene ese carisma porteño que le hace ser más mundano. Los tres me han entusiasmado y cada uno llegó en el momento ideal.

-Lleva 30 años en Perú. ¿Cómo ha cambiado su diócesis en todo este tiempo?

-Cuando llegué a Abancay los servicios eran escasos y las carreteras eran de tierra. Ahora ha mejorado mucho nuestro entorno y tenemos más de todo. La población en la ciudad se ha multiplicado gracias a la llegada de numerosas personas desde el mundo rural. Además, existen nuevas edificaciones, aunque muchas se han levantado con el dinero del narcotráfico.

-¿Cuáles son las principales diferencias que existen entre la diócesis de Abancay y la de Tui-Vigo?

-En cuanto a las necesidades materiales, la distancia es de muchos años. Sin embargo, la mayor diferencia la tenemos en la edad de los sacerdotes y los fieles. En Perú son mucho más jóvenes y las iglesias están abarrotadas de adolescentes y niños.

-¿Qué es lo que más añora de Galicia?

-Muchas cosas, aunque al final te quedas con las personas. Perú es un país muy hermoso, pero el clima que hay en Galicia es inigualable. Allí la climatología es muy monótona y en aquí cambia constantemente semana a semana. La flora y la fauna también es mucho más variada y todo ello te provoca la famosa morriña. Sin embargo, cuando vives en un sitio como Abancay tanto tiempo ese sentimiento también lo tienes cuando te alejas unos días. Ahora mismo ya echo de menos el que es mi hogar desde hace tres décadas.

"Cuando llegué a Perú había toque de queda a causa del terrorismo"

  • -Usted llegó a Perú en un momento en el que el terrorismo de Sendero Luminoso estaba en su momento más cruento. ¿Cómo l o vivió? -Es cierto que cuando nos instalamos en Abancay se vivía una época de mucha tensión en el país. Había secuestros y muertos casi a diario, también en la Iglesia. Por suerte para todos ya ha cambiado la seguridad del país. Sin ir más lejos, en 1986 teníamos toque de queda, algo que ya no contemplamos hoy en día. Todavía quedan algunos cabecillas de Sendero Luminoso pero la sensación es de tranquilidad. -¿Influyeron en su día a día los actos de Sendero Luminoso? -En el mío, en el de mis compañeros y en el de todos los peruanos. Vivíamos con miedo. En algunas ocasiones cruzábamos un puente para trasladarnos a otro municipio y cuando regresábamos ya lo habían dinamitado. Hubo secuestros de sacerdotes, pero no muertes. Fueron años difíciles. -¿Cuál es la situación actual del cristianismo en el mundo? -En todos los siglos hemos tenido mártires cristianos. Actualmente estamos viviendo una situación muy triste por culpa de los fundamentalistas islámicos en occidente. Además de las agresiones violentas existen otras a los valores cristianos y en algunos lugares no permiten expresar con libertad el mensaje de la Iglesia. Todo esto le preocupa también al Papa Francisco, porque no son solo ataques a la vida de los fieles, sino también a sus valores más internos. Tenemos que volver a pensar en que Dios siempre sabe sacar cosas buenas y esperemos que al final la sangre de los mártires sea la semilla de otros cristianos.

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