La herida abierta a la competitividad del Puerto de Vigo por las trabas en el Puesto de Inspección Fronteriza (PIF) de Guixar cuadruplica en tamaño al estimado por la Autoridad Portuaria. Las empresas del sector pesquero ya introdujeron por Leixões al menos 150.000 toneladas de pesca congelada con destino Vigo cuando Praza da Estrela situaba la pérdida por el tapón aduanero en unas 40.000. La abultada cifra aportada a FARO por estas industrias cuantifica el acumulado de carga desviada a la terminal portuguesa desde septiembre del año pasado, cuando surge la enésima retención de contenedores que desemboca al mes siguiente con la organización Conxemar denunciando en rueda de prensa la "arbitrariedad" y el "excesivo celo" de los inspectores de Vigo. Pero a pesar de la sonora indignación empresarial, la fuga de contenedores no solo continuó sino que va camino de consolidarse. Como prueba que confirmaría esta tendencia, la admisión por parte del 75% de las empresas viguesas de que ya importa "regularmente" por Portugal. "La hemorragia se agravó", afirman los consultados.

A partir del verano de 2016 es cuando el potente entramado de la industria de transformación viguesa, necesitado de un canal ágil para alimentar de materia prima a su cadena de producción, se escandaliza por la tipología de inconvenientes que se ponen en el PIF de Vigo a las mercancías perecederas. Entre estas trabas, la debilidad en la tinta usada en unos certificados de langostino de Argentina quedó como el máximo exponente de esa actitud quisquillosa que se reprocha a los inspectores. Este episodio solo afectó a una empresa, pero al final generó un efecto dominó que llevó a la práctica totalidad a preferir el puerto de Oporto.

Desde entonces y hasta la fecha, fuentes del sector aseguran que recibieron por la terminal portuguesa 7.500 contenedores, que con un peso medio de 20 toneladas, arrojan las citadas 150.000 toneladas desviadas de Vigo. "Al menos", añaden para afirmar a continuación que del medio centenar de empresas que engloba el sector del congelado vigués, sólo un 15% importa por Guixar.

En coincidencia con lo manifestado a este periódico por directivos de importantes industrias, las mismas fuentes confirman que importar por Portugal resulta más caro que hacerlo por Vigo. Y no solo por el sobrecoste del transporte por carretera, ya que a esto añaden unas tasas más caras. Todas estas desventajas, en cambio, pesan poco cuando a cambio se gana en seguridad. "Operando en Leixões dormimos más tranquilos porque sabes que la carga entrará y si hay algún problema en horas se resolverá", razonan.

Veto de China

Con esta apreciación señalan uno de los principales problemas que critica al PIF de Vigo, aparte del calificado como "desesperante" rigor de los funcionarios. Echan de menos un mecanismo "de recurso rápido" de manera que, la empresa perjudicada por la retención de un contenedor no tuviera que esperar días por su desbloqueo arriesgándose así a que se pudra la carga que lleva dentro. Esto ya ocurrió en Guixar, con unos contenedores cargados de vaina de pota procedente de China. En consecuencia, China es ya uno de los países que no quiere que sus mercancías se descarguen en Vigo. Y no es el único.