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Un legado visible

Antón Román Conde, que diseñó la casa de Javier Sensat hoy convertida en el Hotel Pazo Los Escudos, firmó numerosas obras

Antón Román Conde. // FdV

Antón Román Conde nació en 1909 y se retiró en 1988. Toda una vida dedicada al diseño de casas, iglesias y edificios que dejaron una marcada huella en la ciudad. Quizás uno de los más emblemáticos es el Hotel Pazo de los Escudos. Antes de convertirse en un establecimiento de alojamiento, todo el espacio estaba destinado a ser la vivienda de Javier Sensat, el empresario que convirtió en Casa M. A. R. (Motopesqueros de Altura Reunidos) en una referencia a nivel mundial. El edificio y también su entorno, ubicado en la playa de Alcabre, fue un ejemplo de la construcción en aquella época. Disponía de lugares muy definidos y también de algunos detalles significativos, como el arco de la entrada principal o los más de cien imágenes heráldicas en sus muros. Según algunos historiadores, es la segunda mayor colección de estas características que existen en Galicia.

La casa de Javier Sensat, un hombre que también dejó una gran huella en la ciudad, fue una de las grandes obras de Antón Román Conde, un vigués apasionado por su trabajo. Posee una amplia lista de construcciones que pueden ser admiradas en la actualidad, en un recorrido que también se puede ampliar a la comarca, el resto de Galicia, Barcelona y también Guinea Ecuatorial, país en el que ejerció como arquitecto jefe del estado durante ocho años.

Sus obras se distribuyen en varios conjuntos. Su incansable labor y prestigio le permitió firmar trabajos que se podrían considerar como adelantados a su tiempo. Entre ellos, el proyecto de la iglesia de la Inmaculada Concepción, conocida popularmente como la de Los Picos, fue una de las más llamativas. Tras un largo debate se autorizó su construcción, en un diseño que rompía con todo lo tradicional que existía en aquella época. Su idea se materializó con gran esfuerzo y un empeño personal para convertirse en un icono del barrio del Calvario y también de la ciudad.

También las capillas de O Vao o San Pelaio de Navia fueron otros de los lugares donde Antón Román Conde dejó su sello particular, aunque esos proyectos no tuvieron tanto "riesgo arquitectónico", según varios expertos. En este particular recorrido también destacan los edificios que conformar el complejo de laETEA, desarrollado durante varios años, y que en la actualidad se encuentran cerrados. Para poder construir los planos y también desarrollar el proyecto se ayudó de los consejos de numerosos militares, que le asesoraron sobre la necesidades que tenían.

Las primeras naves que se construyeron en la Zona Franca o los planos para el desarrollo del complejo deportivo de As Travesas, con el emblemático pabellón incluido en el mismo, figuran también en el apartado de obras singulares. A ellos se deben añadir el edificio de doce plantas que se realizó en As Travesas por encargo de la entonces llamada Caja de Ahorros de Vigo, entidad que promovió el polígono de Coia. La reforma y ampliación de la clínica Povisa o las oficinas de las Astilleros Hijos de J. Barreras, que desaparecieron después de un incendio, también son obras del arquitecto vigués.

En su biografía también se encuentran multitud de casas en la comarca viguesa. Pero sus trabajos se realizaron en otros lugares de Galicia. Antón Román Conde es el autor de la sede que acoge la Facultad de Farmacia y Biología de la Universidad de Santiago. Sus obras también se pueden encontrar en Barcelona, ciudad a la que llegó su prestigio.

Durante ocho años fue el arquitecto jefe delegado del Estado en Guinea Ecuatorial. Comprendió el periodo entre 1940 y 1948. Fue un tiempo en el que también dejó un importante legado. Casi todos los edificios que en la actualidad ocupan las estancias gubernamentales fueron diseñados por el arquitecto vigués.

Antón Román Conde fue el presidente del Colegio de Arquitectos de Galicia y también de Asturias. Los historiadores reflejan en sus opiniones la calidad de sus trabajos, pero también el escaso reconocimiento que tuvo en la ciudad a pesar de que sus trabajos fueron de gran impacto en la arquitectura de la urbe. El Pazo de los Escudos es una de sus grandes obras.

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