Una nueva exhibición del poderío industrial de Vigo. La planta viguesa de Wärtsilä Ibérica ha finalizado esta semana el importante encargo que recibió hace poco más de un año para un buque excepcional que construye un astillero asiático para la petrolera holandesa Heerema. Bautizado con el nombre de Sleipnir, es la grúa flotante que con 220 metros de eslora y 180 de alto se convertirá en la mayor del mundo. Una mastodóntica infraestructura marina que lleva en el corazón de sus cuatro motores pistones Made in Vigo.

De ocho metros de longitud y 40 toneladas de peso, estas cuatro gigantescas piezas nacieron en una nave alquilada a Montajes Moreira en el muelle de reparaciones de Bouzas. La misma donde la división de Seals & Bearings de Wärtsilä Ibérica ejecutó otros proyectos de espectaculares dimensiones como los thruster tunnels ("túneles de propulsión", en su traducción del inglés) para el mayor crucero del mundo, el Harmony of the Seas. Por la singularidad del buque de Heerema, el encargo a la planta viguesa revistió de una gran complejidad técnica. Denominados Tubes, estas estructuras cilíndricas portan los pistones que alimentan la propulsión de la grúa flotante mediante cuatro "Azipods", el sistema de hélices montado sobre una góndola direccionable muy extendido en construcción naval por servir tanto para la navegación como para la maniobrabilidad.

"Estos Tubes están diseñados para facilitar la maniobra del barco manteniéndolo situado en un punto fijo durante las operaciones de trabajo en alta mar. Básicamente hacen de pistón y están concebidos para permitir la extracción de las toberas desde dentro del casco o guardarlas según necesidad", explican fuentes de la planta con sede en Fragosiño (Vigo) y también en Porriño.

"15 años sin necesidad de varar"

Esta última precisión apunto a un aspecto clave de la grúa flotante. Como indica el anglicismo Offshore, las descomunales naves desplegadas por el sector petrolífero operan a cientos de millas de la costa. Por esta razón su diseño se guía por la premisa de reducir al máximo la obligación de volver a tierra para reparar o por labores de mantenimiento. De ahí que los pistones de la Sleipnir fabricados en Vigo tengan la cualidad de permitir cambiar en alta mar una tobera e incluso una hélice en caso de avería. Esta ventaja se extiende al resto de las piezas que conforman la mole náutica. "Todos los dispositivos y estructuras de la grúa están diseñados para funcionar ininterrumpidamente durante 15 años sin necesidad de varada", añaden las citadas fuentes.

Los pistones abandonaron este martes la nave de Bouzas. La operación desarrollada por Doniz duró toda la mañana y por la tarde salieron en cuatro transportes especiales fletados por la conocida empresa en dirección Setúbal (Portugal). El equipo vigués fabricó en las plantas de Fragosiño y Porriño todos los sistemas de cierre, plataformas, tuberías y dispositivos de desplazamiento hidráulico que permiten la operatividad de los Tubes. Este amplio conjunto de componentes viajó acompañando a los enormes cilindros trasladados en camión.

Desde Doniz estimaban en dos días la duración del transporte por carretera hasta el puerto portugués. La intención de los operarios de esta terminal era proceder ayer a su embarque en el buque que cubre la conexión marítima con Singapur. En esta república asiática, a 15.000 kilómetros de distancia de Vigo, se encuentra Jurong, el astillero que construye la revolucionara nave de asistencia a plataformas petrolíferas que próximamente se unirá a la flota de Heerema.

En este último proyecto, Wärtsilä Ibérica contó con la participación de varias empresas viguesas del sector. Entre otras destacaron Chorro Naval, Autelec, Talleres Navales Ruiz, Mecace, Mind, Newalme, Núñez Vigo, además de la transportista Doniz.