Con solo 26 años, la pianista ucraniana Anna Fedorova ya cuenta con un extenso currículum como concertista. En su gira internacional, recala esta semana en Vigo para actuar hoy con la Orquesta Sinfónica Vigo 430 (OSV430) para interpretar la obra que la ha catapultado a la fama: el "Concierto para piano número 2", de Sergéi Rachmaninov. Promete "hacer todo lo que pueda para conseguir que el piano cante" con esa dulzura que tanto le han elogiado.
-Su interpretación de esta pieza en el Royal Concertgebouw, de Ámsterdam, en 2013, ha sido muy aplaudida ¿Qué significa para usted?
-Lo he tocado mucho, especialmente estos últimos años. En general, es probablemente una de las piezas favoritas de mucha gente. La música es absolutamente asombrosa y está construido en un muy buen equilibrio para el solista y para la orquesta. Contiene un montón de bellísimas melodías y harmonías e increíbles líneas largas. De hecho, Rachmaninov la compuso cuando estaba saliendo de una fuerte depresión, después de su primera sinfonía, y eso es lo que hace este concierto tan especial. Es la resurrección de su espíritu, de la vida. Es felicidad con lágrimas. Para mí es muy especial y sobre todo después de esta interpretación en el Concertgebouw, que ha sido visto por mucha gente a través de YouTube...
-En concreto, tiene más de 11,6 millones de visualizaciones. ¿Qué supone eso para un músico?
-No puedo explicar por qué ha ocurrido, pero es realmente genial en el sentido de que mucha gente me ha conocido a través de este concierto y, a raíz de este vídeo, recibo muchas invitaciones para interpretar este concierto con orquestas. Es algo bueno, pero a veces , a la vez un poco malo porque también me gusta tocar otras obras. No quiero decir que solo me llamen para este, también interpreto otras de Rachmaninov, de Prokofiev, Chopin, Beethoven... Pero este concierto cae, cada temporada, al menos, cuatro o cinco veces.
-¿Y qué tal con la Orquesta Sinfónica Vigo 430?
-El primer contacto con su director, Vicente Alberola, ha sido muy inspirador, tuvimos una buena conexión y nos entendimos. Tengo muchas ansias de tocar con esta orquesta.
-Dicen de usted que usted tiene una forma de tocar dulce y, a la vez, una expresión temperamental al piano. ¿Cómo se combinan ambos elementos? ¿Cómo siente la música?
-Últimamente, me he interesado mucho por los colores suaves de la música y por una delicada manera de tocar. Ahora toco más y amo mucho música como la de Schubert, Chopin, Schuman. Supongo que me interesa en el sentido de engañar a la naturaleza un poco, porque el piano es un instrumento de percusión, pero a mí me encanta hacerlo canta. Es algo que físicamente no se puede hacer, porque el sonido sale de un martillo que golpea la cuerda y no puedes hacer, por ejemplo, un decrescendo, pero me gusta hacerlo de otras maneras, no sé, con poderes mentales o auditivos [Se ríe]. En general, aprecio mucho el lado lírico de la música e intento no ser nunca dura al tocar, trato de sacar el sonido del piano con suavidad. Y especialmente con esta de Rachmaninoff, con esas líneas largas e increíbles clímax, haré todo lo que pueda para conseguir que el piano cante.
-¿Qué le depara esta temporada?
-Después del concierto en Vigo, tengo uno de música de cámara, con un tour de recitales durante un mes en EEUU y, luego, festivales de Beethoven en Japón. En mayo, tendré una cita significativa: el primer Festival Internacional de Música de Cámara de Ede y soy directora artística. Es muy emocionante para mí, llevaba tiempo detrás de algo así. Todos son muy entusiastas y apasionados por la música y tendremos muchos músicos de todo el mundo.
-Tiene 27 años y en su currículum lucen ya varios grandes premios. ¿Cuáles son sus metas?
-Mi permanente meta siempre es mejorar la forma de tocar e interpretar. Creo que no iré a más competiciones. Me encantaría tocar con grandes orquestas y directores. Uno de mis sueños es tocar con la Roya Concertgebouw Orchestra y otro, con Steven Isserlis, el increíble chelista, que me inspira mucho y tiene mucha influencia en mi manera de tocar.
