La encargada de una tienda de novias de la firma Rosa Clará situada en el entorno de Príncipe aceptó la pena de un año de prisión y multa de 540 euros al haberse quedado con cerca de 80.000 euros procedentes de encargos de la compañía. Desde el año 2012 y hasta diciembre de 2015 "en perjuicio de la empresa y en su beneficio"- tal y como reza el escrito fiscal- la mujer cobró 79.903,84 euros a clientes de la empresa que nunca ingresó ni liquidó con la firma.

La mujer reconoció los hechos de los que se le acusaba, que constituían un delito de apropiación indebida agradaba, y aceptó la pena impuesta por los magistrados de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo en una vista que se resolvió con un acuerdo entre las partes. Inicialmente, el Ministerio Público había solicitado para la encausada una condena de 4 años de prisión, que quedó rebajada a uno al aplicársele las atenuantes de reparación del daño y confesión. Al carecer de antecedentes y no rebasar la pena los dos años de prisión, se le suspende el ingreso en la cárcel condicionado a que en los próximos dos años no vuelva a delinquir. Ambas partes acordaron no recurrir el fallo de los magistrados.

Cinco juicios más

La Sección Quinta de la Audiencia provincial celebró ayer una jornada maratoniana de juicios con hasta siete señalamientos en poco más de hora y media. En seis de ellos se llegó a una conformidad en la pena mientras que uno tuvo que ser suspendido al no presentarse en el juzgado el acusado.

Además de la vista que sentó en el banquillo a la encargada de la tienda de novias de la firma Rosa Clará, también tuvieron que personarse cinco acusados de sendos delitos contra el tráfico de drogas por la venta de heroína y cocaína en diferentes dosis.

Entre los encausados por ilícitos contra la salud pública destaca el caso de un varón que se enfrentaba a siete años de prisión por la venta de estupefacientes en su bar. Los hechos se remontan a mayo de 2015, cuando dos agentes de la Policía Nacional observaron como en el local hostelero del acusado se intercambiaron varios clientes y el propietario "bolsitas" ocultas en la cocina y por las que se entregaba dinero. En el posterior registro del establecimiento se hallaron diferentes dosis de cocaína y cannabis.

El juicio también se resolvió con un acuerdo entre las partes y el varón aceptó una pena de cinco años de prisión por un delito de tráfico de drogas con grave daño para la salud. La condena se le rebajó al aplicársele la atenuante de drogadicción, ya que al tiempo de los hechos el hostelero era consumidor de sustancias estupefacientes que habían disminuido sus "capacidades volitivas".