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Historia de un naufargio

El "Valparaíso" se hunde en la ría

Pasajeros y tripulación se salvaron con ayuda de marineros de Cangas y flota de guerra inglesa

Recreación del naufragio. // FdV

La niebla, el exceso de confianza o quizás un error de cálculo llevó al Valparaíso a naufragar cerca de A Borneira. Nunca se concretaron las causas exactas. Pero a las diez de la noche del 28 de febrero se observaron luces y bengalas en ese entorno. Algo grave había sucedido. Y se movilizaron muchos barcos, pequeños y grandes, de toda la ría. Los marineros de Cangas fueron algunos de los primeros que acudieron al lugar. En sus pequeños botes sacaron a las personas, que se encontraban alineadas en la cubierta. El barco había chocado contra las rocas y no se había hundido totalmente.

Pero en las labores de rescate colaboraron de manera decisiva los cinco barcos de la marina inglesa que se encontraban en Vigo desde hacía varios días. Llegaron para que sus marineros pudieran descansar después de un largo periplo por el Atlántico. Los mandos militares no lo dudaron y enviaron todas sus embarcaciones al lugar del siniestro. Sus tareas resultaron también vitales para que no hubiera fallecidos. Si acaso, algún herido de poca consideración.

La noche fue larga y el día siguiente también. Los rescatadores quisieron salvar todo lo que se podía. Antes de que el barco se hundiera, pudieron sacar una gran cantidad de vajilla, diversos enseres del mobiliario, maletas de los pasajeros y mercancías. Esta labor se realizó con un gran riesgo durante las horas siguientes al accidente, según contaba el Decano en sus informaciones.

Mientras tanto, en Vigo se realizaba otra operación de logística. La empresa armadora buscó alojamiento para las personas afectadas. No fue una tarea sencilla. Todos los alojamientos de la ciudad quedaron llenos. Pero la solidaridad viguesa se dejó notar. Muchos de los pasajeros durmieron durante los siguientes días en casas de particulares.

De entre los restos del Valparaíso no se pudo recuperar la gran cantidad de dinero que transportaba. Nadie quiso confirmar si ese rumor, tan extendido y fuerte, era real. Aunque se acusó al capitán de tomar decisiones que no se consideraban adecuadas, los pasajeros le defendieron. El barco había salido de Liverpool y llegó a la ría viguesa bajo la dirección de un práctico que tenía una experiencia de 15 años en este servicio. Por eso, nadie se explicaba el percance. Desde Vigo tenía previsto viajar hasta Lisboa para continuar hacia Pernambuco, Río de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires. Era una ruta habitual y compartida también por embarcaciones similares de aquella época. El Valparaíso tenía un motor con 700 caballos de potencia.

Su naufragio dio lugar a muchas leyendas. Con el paso de tiempo, algunas de ellas se recuperaron. En los últimos diez años se organizaron expediciones para acceder al casco del mismo. Con mayor o menor suerte, se pudo comprobar que se encuentra casi intacto hoy en día. Según los expertos, está a quince metros de profundidad.

Esos trabajos, desarrollados incluso por la Universidade de Vigo en los últimos años, provocó que se descubriera la ubicación exacta del Southerm Cor, que naufragó en el mismo lugar en 1909. Ambas embarcaciones están separadas por solo cinco metros. También muy cerca se encuentra la fragata Herminie, que naufragó en 1762 con sus 36 cañones. El paisaje del fondo del mar en el entorno de las islas Cíes podría albergar hasta 30 barcos de gran tamaño que se quedaron en ese espacio.

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