El 27 de febrero cumple 65 años. Y con ello pondrá fin a una larga trayectoria como guardia civil que le hizo recalar en Madrid, Soria, País Vasco, Arbo y finalmente Vigo, donde ha prestado servicio durante tres décadas. Aunque tuvo algunos otros cometidos, donde su presencia fue habitual desde que empezó a desarrollar su labor en la urbe olívica en 1986 ha sido en los juzgados, donde primero en la antigua sede de Príncipe y después en la calle Lalín ha venido haciendo funciones de vigilancia, seguridad y control de acceso en los edificios judiciales. "Han sido 30 años muy positivos", valora Antonio Martínez a escasos días de jubilarse.

En Vigo hizo servicios de seguridad en el aeropuerto, la antigua prisión, Hacienda... Pero su vida profesional está ligada sobre todo a los juzgados, donde su veteranía lo convierte en todo un decano en lo que a vigilancia se refiere. Vivió la evolución en seguridad judicial. "Cambió mucho, para mejor; antes era inimaginable tener detector de metales y la tecnología con la que contamos ahora", señala Martínez, que desde hace una década está concretamente destinado en el viejo edificio.

En su anecdotario recuerda la "guerra" que les dieron algunas personas que se hacían notar un día sí y otro también en los juzgados mostrando su malestar con decisiones judiciales. O el amplio abanico de objetos que incautan a las personas que entran en los edificios. "Navajas, cuchillos y hasta tenedores; y en alguna ocasión llegamos a decomisar pistolas", rememora.

Se lleva muy buen recuerdo de los jueces decanos con los que coincidió -Julián San Segundo, Antonio Romero, Jesús Estévez, Jaime Bardají y el actual Germán Serrano-, así como de magistrados, fiscales, abogados, procuradores, letrados de la Administración de Justicia, funcionarios y en general todos los que trabajan en la calle Lalín. Ahora, este agente natural de Gondomar y afincado en Vigo se jubila. Deja el uniforme para disfrutar de su familia y de aficiones como la pesca o el senderismo.