-Aulas de madrugadores, comedores, bancos de libros... Foanpas introdujo ideas nuevas en el debate educativo a nivel autonómico.

-La comunidad educativa viguesa ha sido muy activa en la defensa de los derechos del alumno y pionera en muchos proyectos.

-¿Cuál ha sido la batalla más dura que ha librado?

-Uno de los logros de los que estamos más orgullosos, además de la gestión de comedores, fue la implantación de la atención domiciliaria para niños enfermos. Conocimos el caso de un niño del Ría de Vigo con leucemia, la ley no preveía una respuesta y estuvimos un año trabajando con Madres en Acción y AECC hasta que la Consellería de Educación lo reguló. Fue un logro autonómico cuyo germen surgió aquí . También fue un gran paso la firma del primer convenio con el Concello.

-¿Por qué se empezó a luchar por los comedores?

-Muchas familias nos planteaban esta necesidad porque solo había ocho comedores de gestión directa en la ciudad que eran insuficientes. Logramos implicar al Concello para que habilitara espacio en los centros. De inicio fueron 45 comedores y en la actualidad gestionamos 28 porque la Xunta fue asumiendo el resto a petición de las Anpas.

-Foanpas ha sido muy beligerante con los cambios normativos.

-Hacen daño porque desestabilizan a toda la comunidad educativa y no aportan buenos resultados. Reivindicamos un pacto de Estado y una ley consensuada que elaboren profesionales de la docencia, la pedagogía, de la rama sanitaria y educadores sociales.

-¿Qué demandas quedan todavía por ver cumplidas?

-Lograr más oferta pública en el centro de la ciudad, un nuevo decreto de comedores y la asunción por parte de la Consellería de Educación de todos ellos con una oferta renovada y es fundamental trabajar por una mejor atención al alumnado con necesidades específicas. La atención a la diversidad tiene que ser más efectiva porque no hay suficientes profesionales. Nos parece prioritario incorporar la figura del educador social en la escuela, sobre todo en Secundaria, para favorecer la convivencia y gestionar nuevas realidades como el uso de redes sociales, el acoso o la identidad de género. El tiempo en las aulas no es suficiente para abordar todos estos temas cruciales.

-¿Ven receptividad en la Administración a sus demandas?

-Le cuesta mucho adaptarse a las nuevas necesidades que surgen y en la interlocución con nosotros a veces nos encontramos con un muro de acero que no escucha.

-¿Se aborda con suficientes medios la prevención del acoso?

-Vigo fue de las primeras ciudades en poner en marcha el programa "Aprender a convivir" que todavía sigue funcionando en el IES de Teis. El problema es que a nivel general la Administración dispone de protocolos de actuación ante el acoso, pero lo importante es trabajar en la prevención y poner medios para evitar enfrentamientos y eso no se está haciendo. Ahí el educador social tendría mucho que decir y tratamos de hacérselo ver a la Xunta. Es un tema preocupante que requiere una mayor implicación de todos. Nosotros tenemos profesionales para mediar entre familias o entre una familia y Educación. El año pasado atendimos doce casos, pero faltan recursos. El acoso es cada vez más complejo de atajar fuera del aula debido alas redes sociales y padres, profesores e instituciones estamos fallando.

-¿Cómo funciona el nuevo modelo de ayudas para libros?

-Es un caos porque hay un cheque-libro, un banco oficial, los bancos de las Anpas,... Hay que volver a la gratuidad universal en sistema de préstamo.