En noviembre se hizo público la dotación de un tercer jugado de Familia para Vigo. Este se convertirá en el Juzgado de Primera Instancia número 15 y traerá consigo el fin de la sala de refuerzo del tribunal especialista en divorcios. Sin embargo, el trabajo de este último todavía no ha cesado al desconocerse cuándo se pondrá en marcha esta tercera sala. Trabajadores del refuerzo de Familia y la letrada judicial (nueva denominación de los secretarios judiciales) afirman que continúan recogiendo asuntos del reparto y dando inicio a nuevos procedimientos. Confirman que desde hoy y hasta verano ya tienen señaladas hasta 100 vistas para su celebración.

"Mientras no conozcamos cuándo se va a poner en marcha el nuevo juzgado, nosotros no podremos parar con el reparto", señalan desde las dependencias de calle Coruña y argumentan que "un parón de nuestro trabajo ahora sería volver a la situación de antes y colapsar a los juzgados número 5 y 12 de Primera Instancia, con la repercusión que tendría para el ciudadano", relatan funcionarios del juzgado de refuerzo. Explican que durante el año que llevan en activo-empezó a funcionar el 1 de febrero de 2016- han tramitado más de 1.200 asuntos por lo que "paralizar" su trabajo sería "contraproducente para los juzgados".

¿Y qué ocurrirá con los asuntos iniciados ya por este juzgado de refuerzo? Según señalan los funcionarios judiciales de calle Coruña, el tercer juzgado de Familia tiene que empezar desde cero, por lo que no puede hacerse cargo de los asuntos ya tramitados por el refuerzo. "Lo que haremos con los casos que están abiertos serán devolvérselos a sus salas de origen, o a Instancia número 5 o al número 12", revelan estos funcionarios.

En cuanto a la situación de esta tercera sala independiente, los funcionarios del refuerzo consideran "inviable" que pasen a ocupar sus instalaciones. Las califican de "pequeñas" y "poco prácticas" debido al desplazamiento que realizan casi a diario para la celebración de los juicios. "Para nosotros el tamaño del recinto está bien, pero si se tratase de un juzgado normal, que son cerca de 11 trabajadores, aquí no entran. Además no contamos con sala de vistas, tenemos desplazarnos a calle Lalín y celebrarlas en la sala de las bodas del Registro Civil, donde no hay teléfono ni ordenadores", apuntan, incidiendo además en la falta de "calefacción" y en la problemática por el uso de varios ordenadores a la vez. "Cada poco se producen cortes si tenemos varios dispositivos enchufados", argumenta la letrada judicial.