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Nuevo paso en el concurso de ideas

Treinta arquitectos optan al concurso de ideas para revivir La Panificadora

El plazo de entrega finalizó el viernes, pero todavía pueden llegar proyectos a la Gerencia de Urbanismo a través del correo electrónico hasta el día 30 -La comisión administrativa analizará toda la documentación el 31

El inmueble urge una intervención debido al deterioro de sus instalaciones. // Marta G. Brea

El Concello ha recibido 31 propuestas para recuperar el complejo de La Panificadora con nuevos usos adaptados al siglo XXI. El plazo de entrega del concurso de ideas finalizó este viernes, pero todavía pueden llegar proyectos a la Gerencia de Urbanismo a través del correo electrónico hasta el 30 de enero. La comisión administrativa se reunirá al día siguiente para analizar todas las ideas remitidas, cuyos autores permanecerán en el anonimato hasta que se desvele la identidad del ganador.

Dicha comisión también se encargará de elegir mediante sorteo a la persona que representará a los concursantes en el jurado. Cada proyecto aspirante debe adjuntar un sobre con su candidato que también se abrirá el día 31 y, entre todos ellos, se elegirá a un nombre al azar. El resto del jurado estará integrado por representantes del Concello, la Xunta, Zona Franca y el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG).

El ganador del concurso recibirá un premio de 50.000 euros y además redactará el instrumento de ordenación urbanística necesario para llevar a cabo su propuesta arquitectónica.

Entre las propuestas remitidas, el jurado valorará aquellas que demuestren una mayor sensibilidad hacia el valor patrimonial de La Panificadora y logren el mejor equilibrio entre los elementos ya existentes y las nuevas intervenciones. También se puntuarán favorablemente las cuestiones relacionadas con la eficiencia energética y el respeto medioambiental.

El Concello ha consignado una partida de 2,5 millones en los presupuestos de 2017 para la transformación del antiguo complejo industrial. La mayoría de la inversión se destinará a la adquisición de los terrenos, bien a través de la compra o de la expropiación, la opción preferida por el gobierno local.

También el Consorcio de Zona Franca, que forma parte de una comisión mixta junto a responsables municipales, ha reservado 4 millones de euros, aunque las cuentas del ente estatal todavía deben ser aprobadas.

El ámbito de actuación, con una superficie total de 14.000 metros cuadrados, incluye la antigua fábrica de pan, con cuyos propietarios todavía debe alcanzar un acuerdo el Concello, y también un grupo de trece viviendas en la calle Santiago.

La mayoría de ellas se encuentran en estado ruinoso y apenas quedan parte de sus muros en pie, pero el dueño de uno de estos inmuebles, que consta de tres plantas, obtiene ingresos por el alquiler del garaje y habrá que compensarlo.

El Concello ya inició los contactos con los dueños de estos solares a finales del año pasado y en diciembre ejecutó la demolición de un inmueble que se encontraba totalmente asolado previa expropiación del mismo por un valor de 90.000 euros.

El alcalde confía en que la partida de Zona Franca para La Panificadora se ejecute finalmente y contribuya a sufragar el coste de las expropiaciones necesarias para llevar a cabo el proyecto. En todo caso, de fracasar esta opción, Caballero también se mostrado dispuesto a continuar con la rehabilitación del complejo en solitario.

El concurso lanzado por el Concello no es el primero que tiene la rehabilitación de La Panificadora como objetivo. En 2013, la revista Future Arquitecturas convocó un certamen internacional de ideas en el que participaron jóvenes de varios países europeos y asiáticos. La propuesta ganadora fue diseñada por un estudio chino, pero entre los finalistas y los distinguidos con una mención honorífica se encontraban varios profesionales vigueses y gallegos.

Todas las propuestas locales, mucho más conservadoras que las orientales, combinaban diferentes usos y aprovechaban la ubicación de La Panificadora para conectar la plaza del Concello con el Casco Vello y el Paseo de Alfonso.

Un icono ruinoso con potencial para cambiar la ciudad

  • Casi tres décadas de abandono han hecho mella en esta joya del patrimonio industrial vigués diseñada por el arquitecto Gómez Román en 1917. La fábrica de pan dejó de funcionar en los 80 y hoy constituye una auténtica isla en el corazón de la ciudad, en claro estado ruinoso, sí, pero todavía con potencial para convertirse en uno de sus centro vitales y proporcionar una nueva solución a las comunicaciones entre praza do Rei, el Paseo de Alfonso y el Casco Vello.Las bases del concurso municipal apuntan a este valor histórico y estratégico que otras ciudades europeas han aprovechado para transformar viejas factorías en complejos culturales, centros de restauración o viviendas. La Alhóndiga de Bilbao y el Matadero de Madrid son otros ejemplos de exitosa rehabilitación en nuestro país.En Vigo, el proyecto ganador deberá incluir la Biblioteca Estatal, el Centro de Innovación Gastronomía y espacios de coworking, así como usos servicios complementarios de hostelería y comercio para garantizar su rentabilidad social.

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