Aunque sigue ingresado, en la actualidad en el Hospital do Meixoeiro, el párroco de San José Obrero y Santa Rita de Vigo víctima de una agresión en su iglesia el pasado octubre ya ha podido prestar declaración ante la magistrada que lleva el caso. Lo hizo gracias a que la comisión judicial se trasladó al centro sanitario para realizar esta diligencia clave en la instrucción de la causa. Don Antonio Rodríguez Suárez, de 82 años y cuyo estado continúa siendo delicado, se ratificó en el testimonio que en su día realizó ante la Policía Nacional e identificó a través de fotografías a los dos jóvenes que permanecen en prisión provisional por estos hechos: uno se encuentra en el penal pontevedrés de A Lama y el otro, en el coruñés de Teixeiro.

La investigación del caso corresponde al Juzgado de Instrucción número 3 de Vigo. Dado que el cura permanece ingresado -primero estuvo en el Álvaro Cunqueiro y recientemente fue trasladado al Meixoeiro-, la comisión judicial fue este pasado viernes al hospital vigués para proceder a tomarle declaración. Concretamente, acudieron la magistrada, la letrada de la Administración de Justicia de la sala, una funcionaria, la fiscal, una forense y los abogados defensores de ambos investigados. Para los supuestos agresores, ambos de origen brasileño, se decretó prisión provisional el pasado noviembre por la presunta autoría de los delitos de robo con violencia y lesiones.

Dado que el estado de salud de Don Antonio -que sufrió un derrame cerebral debido a la paliza- aún es delicado y a mayores resultó afectado por una bacteria hospitalaria, el párroco permanece ingresado con protocolo de aislamiento. Por ello, los miembros de la comisión judicial tuvieron que adoptar las medidas pertinentes en estos casos para acceder a la habitación donde está ingresado, tales como ponerse bata, mascarilla, gorro y guantes.

Aunque todavía tiene dificultades para comunicarse, el párroco pudo contestar a las preguntas que le formularon, ratificar la declaración que prestó tras la agresión ante la Policía y también reconoció a los dos jóvenes encarcelados como los que aquel 8 de octubre entraron en la iglesia y lo asaltaron. Lo hizo después de que se le mostrasen las composiciones fotográficas que obran en la causa, así como las imágenes de la rueda de reconocimiento que también están en las diligencias. A uno de los chicos lo recordaba especialmente, ya que había ido varias veces al templo y el día de los hechos pidió al párroco si podía confesarlo.

La toma de declaración al cura es una diligencia importante en la instrucción del caso, que avanza a buen ritmo. Probablemente en fechas próximas la juez tome declaración en calidad de testigo a una hermana de Don Antonio, a la que el cura le contó lo sucedido en relación con el asalto aquella misma jornada, cuando volvió a casa. El párroco ingresó en el hospital al día siguiente de los hechos tras sufrir un derrame cerebral a consecuencia de los golpes recibidos.