Eduardo del Solar y Patricia Carrera se toparon ayer con una sorpresa mayúscula cuando paseaban por la calle da Paz, en Torrecedeira, para tirar la basura. Al lado de los contenedores observaron dos grandes bolsas para escombros de obra con un contenido que "chirrió" a la pareja. En vez de montones de ladrillos, tablas o fragmentos de cemento se encontraron con lo que, a simple vista, parecían piezas de una colección arqueológica: fragmentos que semejan ser bifaces, otras herramientas de piedra, trozos de cerámica... Muchos de ellos etiquetados y numerados.
VER GALERÍA | Agentes de la Policía y un operario con los sacos que contenían las piezas. // J. Lores/FdVAgentes de la Policía y un operario con los sacos que contenían las piezas. // J. Lores/FdV
Al sospechar que podía tratarse de material con valor histórico, Eduardo y Patricia contactaron con el Concello, primero con el departamento de Patrimonio y más tarde con la Policía Local. Poco después varios agentes acudían a la calle da Paz para examinar los fragmentos. Tras realizar pesquisas, averiguaron que pertenecerían a un particular, ya fallecido. Su esposa habría contratado a una empresa de mudanzas para sacar cajas y, entre ellas, estarían las piezas.
La incógnita que quedaba por despejar es el valor de todo el material. ¿Son en realidad vestigios prehistóricos? ¿Son restos del Paleolítico, que acumulan cientos de miles de años? Poco después se desplazó hasta el lugar donde estaban las bolsas de escombro la arqueóloga del Concello para examinarlos. Con el fin de determinar si las piezas tienen valor y fecharlas, se trasladaron en un camión al Museo Quiñones de León, en Castrelos, donde se analizarán a partir del lunes. Ayer desde el Concello apuntaban que aún es pronto para aclarar al cien por cien las incógnitas sobre su valor histórico.
Ya a última hora de la tarde Eduardo reconocía su asombro al haberse encontrado con el material al lado de la basura. "Me sorprendió, claro. No soy historiador, pero me di cuenta de que parecían restos arqueológicos", explica este vecino de la ciudad, que, junto con su pareja, decidió acudir al Concello para evitar que el material terminase perdido, entre escombros; u olvidado en un vertedero.
Eduardo aprovecha la oportunidad para abogar por la defensa y el cuidado del patrimonio. La posibilidad de contribuir ayer, alertando primero a los técnicos municipales de Patrimonio y más tarde a la Policía Local, le genera "mucha satisfacción". Por lo pronto, todas las piezas están ya a buen recaudo.
