No sólo el núcleo urbano de la ciudad tiene el dudoso honor de ser el más ruidoso de entre todas las localidades españolas. El tramo de entrada de la AP-9 desde la urbe olívica es el que somete a contaminación acústica a un mayor número de personas. Alrededor de 2.000 vigueses sufren a diario las inclemencias de las estridencias ocasionadas por los vehículos que toman la autopista y que superan los 65 decibelios durante el día y los 55 por la noche marcados por la OMS. Según el plan de acción contra el ruido elaborado por Fomento, el tramo de 3,8 kilómetros de acceso a la AP-9 lidera la clasificación de contaminación acústica por delante del trecho de la AP-7 a la altura de Torremolinos (Málaga).

De todas las zonas detectadas por el estudio -un total de 26-, la de la autopista olívica era una de las siete que requerían una inmediata actuación por los altos niveles de estruendo que padece.

El plan elaborado por Fomento se enmarca dentro del de la directiva europea contra la contaminación acústica. (2002/49/CE). En dicha relación de tramos se incluyen aquellos que soportan un volumen de tráfico superior al de los tres millones de vehículos cada año y todos los municipios con más de 100.000 habitantes.