Povisa prevé complementar la rehabilitación de personas con daño cerebral con un robot que les entrenará en tareas de la vida cotidiana. Un consorcio de empresas e instituciones gallegas, en el que participa el hospital concertado, está desarrollando esta máquina, que esperan probar con pacientes en 2018 en el centro de la calle Salamanca.

El jefe del Servicio de Rehabilitación de Povisa, Miguel Ángel López, explica que existe medio centenar de prototipos de robots para estas funciones, pero considera que no mejoran los resultados de la terapia convencional como para invertir en su instalación en los gimansios de los centros sanitarios. Por ello, revisándolos todos, han decidido crear uno que solucione las limitaciones de los existentes. La Axencia Galega de Innovación ha visto con buenos ojos el prototipo que empezaron a realizar en 2013 y, para que lo terminen, les ha concedido un presupuesto de 1,33 millones, en el marco del programa ConectaPEME 2016, subvencionado con fondos europeos.

El robot consiste en un brazo robótico que se ensambla al brazo débil del paciente por la muñeca o la mano y permite la realización de diversos ejercicios, en los que lo asiste. El paciente sigue las trayectorias de los movimientos a través de un monitor y con la ayuda de un sistema inmersivo de realidad virtual, a través del que pretenden situar al usuario en escenarios cotidianos, como un baño o una cocina, y entrenar movimientos útiles para su independencia, como cortar la comida, coger un vaso, poner una cafetera€

La clave de esta terapia es el aprendizaje a base de repetición de movimientos. El doctor López señala que la intención no es sustituir al fisioterapeuta, sino complementar su labor para poder extender sesiones que hoy duran 30 minutos a varias horas.

En los próximos meses, las empresas depurarán los códigos de programación para depurar su funcionamiento, mejorarán la realidad virtual e incluirán un sistema de análisis de los ejercicios realizados por el paciente mediante vídeos. Mientras, el hospital solicitará al Comité de Bioética el permiso para investigar con él y, después, a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, la autorización para poder usarlo con pacientes. Prevén que en 2018 ya puedan probarlo con 10 o 15 personas con daño cerebral y, si sale bien, iniciar un ensayo clínico para comparar sus resultados con la rehabilitación convencional.

El proyecto está liderado por Balidea, empresa del sector TIC que desarrolla e integra software en entornos sanitarios. Además de Povisa, que se encarga de la validación clínica del proyetco, forman parte del consorcio el centro tecnológico AIMEN, las ingeniería DGH y i3Te y la empresa Ficción.