En los últimos años el Náutico ha logrado frenar la sangría de socios y reflotar, en parte, su puerto deportivo. Ambas cuestiones siguen siendo sin embargo sus principales retos de futuro. Como le ha ocurrido a otras sociedades emblemáticas de la ciudad -y de otras partes de Galicia-, el Náutico vio durante años cómo se daban de baja numerosos socios, a los que la crisis les complicaba abonar las cuotas del club o que bien optaron por "mudarse" a otros espacios deportivos.

Para frenar ese goteo de bajas, la directiva eliminó en 2014 la obligación de que todo aspirante a afiliado tuviese que comprar una acción de mil euros y brindó facilidades de pago. El club apuesta por intensificar su oferta para diversificar sus ingresos.

Otro punto clave es el puerto deportivo. Desde hace años el Náutico insiste en que la comercialización de los amarres se complica por la falta de un parking para los usuarios. Una cuestión clave, ya que el club ha realizado una inversión importante para modernizar la dársena de A Laxe y tiene que rentabilizarla. También necesita fortalecer la demanda de la dársena de As Avenidas. A su favor tiene la envidiable situación de sus amarres, en pleno corazón del casco urbano. En contra, la gran oferta de plazas que registra hoy en día la ría de Vigo, lo que también afecta a las tarifas.