"El periplo del navío que es el IEV ha sido largo y no exento de dificultades, pero también encontró pronto su senda, a veces incluso con los vientos en contra". Con ese símil náutico arrancó ayer el presidente del Instituto de Estudios Vigueses (IEV), Xoan Carlos Abad, su discurso del último acto de la entidad en su 25 aniversario. Una intervención plagada de referencias a los logros y avatares que ha vivido la entidad a lo largo del último cuarto de siglo, pero también cargado de referencias al futuro y, por momentos, con matices críticos.

Abad abogó por afianzar al IEV como un "referente en la investigación, dentro y fuera del país", y convertirlo en "un centro de documentación abierto al público", con capacidad para recibir a todos los ciudadanos interesados en la investigación, pero también de atesorar su propia biblioteca o legados particulares. "No queremos que vuelva a repetirse que los archivos terminen abandonados porque el IEV carece de los recursos o el espacio para tenerlos de forma adecuada".

"Si a lo largo de estos 25 años hemos probado que el IEV es un instrumento útil, en los próximos queremos demostrar que podemos ser también necesarios", subrayó Abad, convencido de que el próximo cuarto de siglo de la institución será "más ambiciosa" que la anterior, que lo vio fraguarse.

Quien preside el IEV animó a los nueve nuevos miembros a "trabajar en favor de la cultura y la investigación". Un mensaje similar les lanzó el secretario de la institución, Antonio Giráldez Lomba, encargado de pronunciar el discurso de bienvenida a los últimos fichajes. Lomba les conminó a "estudiar y divulgar", aprovechando para ello la "red" de conocimientos que brinda el IEV. "El instituto gana en capacidad investigadora y pluralismo", zanjó el edil de Cultura, Cayetano Rodríguez.