La Facultad de Ciencias del Mar celebra este curso su 25º aniversario y FARO inicia una serie de entrevistas con integrantes de las diferentes promociones que hoy desarrollan sus carreras profesionales en centros de investigación y empresas de todo el mundo. Alejandro Palmeiro es cofundador de Nautilus Oceánica, con base en Madrid y clientes por toda Europa, Latinoamérica y Oriente Medio.
-Forma parte de la tercera promoción y cuando empezó la carrera el título todavía era poco conocido, ¿por qué lo eligió?
-Entonces el catálogo no era tan amplio como ahora. Siempre me gustó el mar y elegí esta carrera por las opciones profesionales que ofrecía. Aunque también era una incógnita porque en Vigo todavía no había acabado la primera promoción y las facultades de Canarias y Cádiz solo habían arrancado unos años antes. Además se solapaba con otros títulos porque tenía formación en física o geología pero, al mismo tiempo, las funciones de un titulado en Ciencias del Mar estaban siendo desarrolladas por otros profesionales a falta de esta figura. La Universidad de Vigo fue pionera y, al principio, alumnos y profesores estábamos de prestado en otros centros hasta que tuvimos nuestra propia facultad y empezamos a tener sensación de identidad propia.
-Se lanzó a emprender después de varios años de experiencia laboral.
-Cuando terminas siempre te preguntas hacia dónde te puedes encaminar profesionalmente y yo decidí seguir formándome. Realicé un posgrado en Gestión Medioambiental y después conseguí una beca de la Barrié para realizar un máster en Kiel (Alemania), donde ya había cursado mi último año de carrera como "erasmus". La experiencia que te dan los años y el haber estado en el extranjero te abre nuevas perspectivas. Y tras haber trabajado en Santiago y en Madrid, decidí empezar con Nautilus.
-Sin embargo, la "moda" por el emprendimiento como solución a la crisis casi obliga a los estudiantes a crear empresas en cuanto se titulan.
-Hacerlo nada más acabar la carrera lo veo complicado, quizá en ámbitos como el desarrollo de software que no requieren de inversiones extremadamente grandes es más sencillo, pero todo lo demás precisa una fuerte financiación. Yo no me hubiera atrevido a crear Nautilus porque tampoco habría sabido cómo hacerlo, pero cuando tenía unos años de experiencia laboral se dio la oportunidad de elegir entre trabajar para otros o empezar un proyecto propio.
-¿A qué se dedica su empresa?
-Nos dedicamos a la hidrografía y la oceanografía en un sentido bastante amplio. Ofrecemos asesoramiento y vendemos equipos para monitorizar determinados ambientes. También realizamos instalaciones en puertos y formación y hace unos años empezamos con temas de etiquetas inteligentes para seguimientos de peces o de otros animales. El mercado español te obliga a abrir mucho el catálogo y también a salir. Trabajamos con empresas de aquí que están fuera y con clientes extranjeros por toda Europa, Latinoamérica, desde México a Argentina, África y también en Oriente Medio.
-Y la Universidad de Vigo figura entre sus clientes.
-Nuestros clientes son empresas de ingeniería, autoridades portuarias y organismos oficiales, y también universidades y centros de investigación. La de Vigo ha contado con nosotros casi desde el principio. Esto supone una satisfacción y más que se repita en el tiempo a pesar de la falta de presupuesto que está sufriendo el sistema en los últimos años. Y lo peor es que no parece que vaya a cambiar. Lo urgente es la sanidad y el sistema de pensiones, pero no parece que la educación y la investigación estén entre las prioridades. Faltan políticas continuadas y consensuadas. Y el futuro pasa por contar con una buena base de profesionales que puedan desarrollar y tecnificar el país. Si no hay ninguna universidad española entre las 100 primeras del mundo es por algo. Llegar ahí supone un esfuerzo y hay que empezar cuanto antes, pero no veo decisión.
"La principal ventaja de nuestro título es su carácter multidisciplinar"
- -¿Está satisfecho de la carrera elegida?, ¿la recomendaría ahora?-Sí, sí. La perspectiva del tiempo me ha dejado claro que tenemos nuestro hueco y que somos necesarios. Pero a pesar de los años que ya han pasado, seguimos siendo bastante desconocidos. De hecho, todavía carecemos de un colegio que actúe como lobby en el buen sentido de la palabra para dejar claras nuestras capacidades. Hay muchas necesidades que hoy por hoy solo cubren perfectamente los titulados en Ciencias del Mar.-Y usted es un ejemplo de que crear una empresa también puede ser una salida laboral. -Yo soy español y suizo y allí tienen la figura del consejero profesional, que evalúa tus capacidades y motivaciones para determinar tus opciones. En España, salvo carreras como Derecho o las ingenierías donde la salida profesional es más evidente, los estudiantes no suelen ver un perfil muy definido. Un titulado en Ciencias del Mar puede dedicarse a la acuicultura, a la oceanografía, trabajar en empresas de servicios o emprender. Las capacidades que adquirimos también las tienen otros titulados pero nuestra ventaja es la multidisciplinaridad. Y además somos muy buenos coordinando y montando equipos y gestionando diferentes ramas de la ciencia o la técnica. Estoy convencido de que nuestra carrera tiene sentido, solo falta un empuje más decidido de la industria y de la Administración.-¿Le gustaría volver a Vigo para explicar a los alumnos su trayectoria? -Sí claro. En general, las universidades españolas deberían esforzarse más en crear redes de contactos con los antiguos alumnos. No tenemos nada que envidiar a otros países en cuanto a formación y capacidades, pero sí en aspectos como éste.
