Bares, pubs, hoteles, comisiones de fiestas, gimnasios, peluquerías... e incluso panaderías o pastelerías que disponen de unas pocas mesas para ofrecer servicio de cafetería. Cuando hay música o un televisor de por medio, pocos son los negocios que se escapan al control de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Las estadísticas del Juzgado de lo Mercantil número 3 de Pontevedra, con sede en Vigo, dan buena fe de ello, ya que arrojan que en lo que va de año se registraron más de 120 demandas sobre derecho de propiedad intelectual, materia que compete a este tribunal. La inmensa mayoría de estos procedimientos fueron instados por la SGAE por presunta reproducción de música protegida sin abonar el correspondiente canon, aunque también llegan casos de otras entidades similares como AGEDI, AIE o, como ya ocurrió en esta sala, de AISGE, la asociación de los artistas audiovisuales, sobre todo actores, o de CEDRO, la que representa a los autores y editores de libros y otras publicaciones y que este 2016 presentó los primeros litigios en la urbe olívica contra copisterías por el fotocopiado de volúmenes.
Son 126 casos los contabilizados este año relativos a derechos de autor. Más de una decena cada mes que representan el 30% de las 430 demandas que, desde enero, registró el tribunal Mercantil. Ocupan el segundo lugar del grupo de litigios que más carga de trabajo suponen para este juzgado, superados por los 186 asuntos en materia de transporte, donde el pleito estrella son las reclamaciones contra compañías aéreas por vuelos cancelados, retrasos o daños en el equipaje.
Lo habitual es que los litigios instados por la SGAE se resuelvan a favor de esta entidad, muchas veces ya sin llegar a juicio en virtud de un acuerdo previo entre las partes. En la mayoría de las ocasiones la cantidad que se demanda se sitúa en una media de 1.000 euros, o en todo caso no alcanza los 2.000, pero ya hubo reclamaciones que rondaban los 6.000 euros. Fue por ejemplo el caso de un céntrico hotel al que la entidad exigía esta cuantía por el uso de los televisores en las habitaciones o los de comisiones por las actuaciones de orquestas en las fiestas populares.
En medio de estos numerosos casos que promueve la Sociedad General de Autores, este noviembre el juez vigués desestimaba por primera vez una demanda de la entidad en la cual se reclamaban 1.135 euros al propietario de un bar de Vigo: le atribuía que en la televisión del local se veían programas cuyas melodías de las cabeceras y cuyos fondos musicales están protegidas por los derechos de autor. El hostelero ganó la batalla ya que el magistrado no dio validez a las imprecisas actas de visita que realizó la inspectora a la cafetería.
En la sentencia ya no se llegó a analizar el fondo del asunto, pero este vigués alegaba que lo que se emitía en el televisor era básicamente fútbol e informativos, contenidos que, según la normativa de la SGAE, están excluidos del pago. Entre los "espacios no administrados" están también las retransmisiones de actos públicos, concursos, sorteos, espacios publicitarios, tertulias o programas didácticos. De hecho, lo que alegan muchos afectados a los que se exige el canon por la tele es que sólo ponen los telediarios o incluso llevan testigos de que suele estar apagada. Aún así, la entidad no se da por vencida y contraataca con una disposición que incluyen en ese mismo reglamento: el de reclamar por fondos musicales o los sketch que a veces ponen estos programas cuando pertenecen a obras "del repertorio" de la sociedad.
Sánchez-Ballesteros: "Ahora mismo la hostelería vive mucha incertidumbre y desprotección"
- "Desprotección e incertidumbre". Al explicar cómo encaran los hosteleros las reclamaciones de las sociedades de autores -la SGAE, principalmente-, el presidente de la federación de hostelería de la provincia, César Sánchez-Ballesteros, vuelve una y otra vez sobre esas dos mismas ideas: "Incertidumbre y desprotección"."A los establecimientos se nos están exigiendo tarifas que se han fijado de forma unilateral y empleando baremos que resultan absurdos", lamenta Sánchez-Ballesteros, quien apunta que hay media docena de sociedades encargadas de la gestión de derechos de autor que exigen a los bares, restaurantes, discotecas, hoteles, cafeterías... cantidades que oscilan entre unos cientos y varios miles de euros. En ocasiones por el año en curso y en otras por derechos que esas entidades retrotraen años atrás.Sánchez-Ballesteros reconoce el derecho de los autores a cobrar por su obra, pero reclama un sistema de tarifas "unificado" a nivel europeo y con baremos consensuados con los hosteleros. En la actualidad, anotan desde Feprohos, se dan circunstancias "absurdas" a la hora de fijar criterios. Una situación, comenta Sánchez-Ballesteros, distinta a la que viven sus colegas de profesión en otros países de Europea, como Francia.El presidente de Feprohos reconoce que muchos negocios optan por llegar a acuerdos con estas sociedades para evitar procesos judiciales que pueden ser largos y costosos. Según detalla, solo en su federación hay 400 establecimientos de los que la inmensa mayoría "o ya pagan o están inmersos en litigios". "El listado es enorme", subraya. Desde Feprohos, con un bufete especializado en estos procesos, se aconseja estudiar en detalle "caso por caso". "Son lobbies con mucha fuerza y recaudan grandes cantidades", apostilla el veterano hostelero.Doscientos hotelesA modo de ejemplo y para ilustrar la situación, Sánchez-Ballesteros explica que en los últimos meses una sociedad de gestión de derechos de autor -en este caso representa, entre otros colectivos, a dobladores y actores- se ha puesto en contacto con cerca de 200 hoteles de la provincia para reclamarles pagos. "Han enviado cartas anunciando que van a demandar", apunta el también presidente de la Asociación de Empresarios del Hospedaje de la provincia de Pontevedra (Asehospo).
Reclamaciones por la pérdida de marisco congelado que se transporta vía marítima
- Aunque las demandas por derechos de autor suponen uno de los litigios más frecuentes en el juzgado de lo Mercantil, todavía lo son más los pleitos en materia de transporte, que representan el 40% de las demandas registradas este año en la sala. La mayoría son relativas al aéreo, como lo demuestran los numerosos litigios de pasajeros que se ven afectados por la cancelación o retrasos de vuelos, o la pérdida o daños de las maletas. También hay, de forma mucho más excepcional, casos de transporte terrestre, fundamentalmente el ferroviario. Y en este tribunal también entran asuntos relativos al transporte marítimo. En este grupo, según las fuentes consultadas, entre las más significativas están las reclamaciones que se instan cuando, en el transporte en barco de contenedores con productos congelados, este género se estropea, generalmente al romperse la cadena de frío.Entre los casos de este tipo que hubo en el tribunal vigués hubo demandas por la pérdida por este motivo de langostinos o helados. Suelen ser las compañías aseguradoras las que reclaman para que el responsable de lo ocurrido se haga cargo del perjuicio económico.
