Carlos Mouriño inició ayer en el Club Financiero de Vigo su campaña para explicar sus propuestas de futuro para el R.C. Celta y las opciones que baraja para la entidad entre las que figuran la compra del estadio municipal de Balaídos o la construcción de uno nuevo en otro ayuntamiento del Área y de una ciudad deportiva, así como de un complejo comercial. Mouriño recalcó que la venta del club a un grupo chino no está entre sus planes pero que la única forma de evitarla es que le den más facilidades. "No queremos que nos regalen nada, solo pedimos que nos den los permisos para que el Celta pueda seguir creciendo", dijo.

"Y si es un órdago, como dicen, que alguien lo acepte. Que algún municipio de los alrededores dé permisos o nos los dé la ciudad. Con esos permisos garantizamos que el Celta no se va a vender nunca", subrayó ante numerosos empresarios ante quienes se comprometió a responder a todas las preguntas, "también las incómodas".

Sin citar expresamente al alcalde de Vigo, Mouriño trasladó su malestar ante el "desgaste" que supone la puesta en marcha de "innumerables proyectos" que frustraron en el Concello como la sede en el teatro Fraga, las ciudades deportivas de Bembrive, Valladares o Cabral o incluso un proyecto con la Universidad en San Roque. "Eran proyectos importantes para el Celta y la ciudad y no conseguimos ninguno. No son todos, hubo otros más pequeños pero igual de desgastantes", lamentó.

En pie, micrófono en mano y sin parar de moverse, el presidente del Celta subrayó que el club "no se puso nunca en venta" pero admitió que sí hay una oferta de compra "por escrito y con un depósito del dinero que abarca la operación, más del ofertado inicialmente".

Sobre la venta del club, insistió en que no se ha hecho e ironizó sobre su "poca credibilidad" para convencer de lo contrario "por más que lo repita". "Me canso de decir que el Celta no está vendido", dijo Mouriño, que situó la llegada de la oferta de compra hace "tres o cuatro meses". "Claro que vender es la posibilidad más rentable. Es una posibilidad muy cómoda y placentera y a mi edad sería un magnífico retiro", ironizó.

Por ello, manifestó su "preocupación por el futuro" ya que aunque el club está "saneado" y en un "buen momento deportivo", no hace tanto tiempo se temió por su continuidad, concretamente en 2008 donde "vivimos una situación complicada". "Voy a trabajar para que no ocurra de nuevo", afirmó Mouriño.

Entre sus proyectos, prosiguió, está el "crecimiento del club" que avanzaría paralelo a su "arraigo" en la ciudad por lo que la compra del estadio sería la forma de conseguirlo."Estoy poniéndole candados a las personas que hereden el Celta aún siendo familiares míos. ¿Y nosotros qué pedimos? Permisos, no pedimos otra cosa", insistió Mouriño que descartó que sus gestos sean un "lavado de cara antes de vender el equipo".

"No soy alarmista, soy realista", dijo para acto seguido remarcar que en Europa no ocurre todavía pero que en México o en Estados Unidos el cambio de ciudad de los equipos se da con una "frecuencia brutal". "No digo que vaya a suceder pero puede suceder", dijo.

"La base es que el Celta tenga un arraigo en la ciudad, no solo sentimental y una estabilidad y por eso el Celta quiere Balaídos", insistió.

Mouriño hizo hincapié en que la decisión de comprar el estadio no tiene nada que ver con la venta del club sino lo contrario. "Se puede hacer si hay voluntad política y si no que nos den permiso para hacer un estadio nuevo o una ciudad deportiva", pidió.

Conciertos de U2 o Maná

En su discurso también quiso hacer frente a las críticas de quiénes se preguntan por qué quiere comprar el estadio "si ya lo dispone". "Eso es mentira, nosotros solo jugamos, no lo disponemos". De nuevo, el enfado de Mouriño con el Concello se hizo patente cuando comenzó a enumerar las propuestas para Balaídos como los conciertos de Maná, U2 o Los Suaves. "Se va a inaugurar la grada de Tribuna y no tenemos licencias para abrir la cafetería ni la tienda. Solo se nos permite jugar", espetó.

Preguntado por si haría un nuevo estadio fuera de la ciudad, fue tajante. "Si yo me quedo será con un proyecto de futuro y si no quieren que lo haga en Vigo lo haré en otra parte. Mientras yo esté, el Celta no desaparecerá de esta zona pero si hay algún ayuntamiento limítrofe que me puede facilitar terreno, llámese Nigrán, Porriño o Mos no nos debería asustar. A mí como vigués me daría una gran pena, por eso estoy haciendo esta lucha y por eso mi primera alternativa es Vigo pero si no tendremos que ver qué hacemos", razonó.