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"No falla: día de lluvia, día de accidente en la A-55"

► El servicio de emergencias de Mos acudió a más de 220 siniestros en la A-55 en lo que va de año ► El kilómetro 12 es el más problemático: "Solo hay que ver la mediana, está machacada"

La sede del Servicio Municipal de Emergencias de Mos se encuentra en Camiño da Freixa, en la parroquia de Petelos. Una ubicación que casualmente les sitúa muy cerca del que se constituye como el lugar más problemático de la A-55 a su paso por esta localidad pontevedresa: el kilómetro 12 de la autovía. Los carriles de subida en dirección Vigo existentes en ese punto concentran numerosos siniestros. "Solo hay que ver la mediana, está machacada", describen los efectivos de este servicio, a los que la proximidad de la nave que ocupan con esa zona les permite llegar hasta allí cuando hay accidentes en apenas "dos minutos". Una cuestión nada baladí ya que estos profesionales -junto a los guardias civiles de Tráfico y miembros de conservación de carreteras, así como el 061 si hay heridos- acuden prácticamente a todos los siniestros que se producen en la A-55 a lo largo de los siete kilómetros que discurren por su municipio. Y no son pocos: de los 369 accidentes a los que fueron en lo que va de año, más del 60% -lo que supone más de 220- se registraron en la autovía. Lo peor, sin duda, son los días de lluvia. En jornadas con estas circunstancias meteorológicas, afirman, saben que en un momento u otro casi con toda probabilidad tendrán que trasladarse a una o más salidas de vías, vuelcos o colisiones por alcance.

Rodrigo Iglesias es el responsable del servicio de emergencias de Mos. Con una larga experiencia a sus espaldas, conoce palmo a palmo la autovía y enumera con precisión aquellos kilómetros donde más se concentran los accidentes. El mayor número de siniestros ocurren en dirección a Vigo, curiosamente en zonas de subida y además con velocidad limitad. En el kilómetro 12 al que tanto tienen que acudir, donde está la que se conoce como curva de Los Molinos, lo máximo permitido es 80 kilómetros por hora e incluso hay una recomendación de que se baje a 70. Además, se aprecia a simple vista que hay un asfalto especial. ¿Qué ocurre entonces ahí? ¿Es el trazado de la curva? ¿El carril de incorporación existente? Iglesias no duda de que estas circunstancias influyan, pero cree que sobre todo tiene mucho peso la "falsa confianza" de los conductores que, subiendo, perciben el tramo más seguro de lo que es. Lo cierto es que las salidas de vía se suceden. La mediana da fe de ello. "Solo hay que verla, está machacada", afirma.

También subiendo en dirección a la urbe olívica hay otro kilómetro negro. El 10, donde la limitación de velocidad es primero 60 y después 80 km/h. Son tres curvas, las de Tameiga, a las que acuden no pocas veces. Un tramo donde en su inicio existe una problemática incorporación que apenas cuenta con carril de aceleración.

Hacia Porriño

En el camino al volante hacia Vigo el 12 y el 10 son los kilómetros con más siniestros. ¿Y si nos dirigimos hacia Porriño? En la otra dirección también hay puntos complicados pese a no concentrar tantos accidentes. Uno es el 7, aún en la ciudad olívica casi en el límite con Mos. De nuevo aparecen el 10 y el 12, que en este sentido son de bajada. "Ahí también hay accidentes, pero ni por asomo tantos como en dirección Vigo", señalan. Y el kilómetro13. Ahí, con la velocidad ampliada a los 120 km/h, la peculiaridad es que los siniestros suelen ser bastante más aparatosos, tanto en daños materiales como en heridos.

En el servicio de emergencias de Mos esperan que las obras que se ejecutan en la autovía ayuden a frenar los accidentes que, sobre todo cuando la meteorología aprieta con temporales o lluvias, se disparan en la A-55. Pero aún reconociendo que esta autovía es problemática por una serie de factores como lo es su trazado, estos profesionales advierten de que detrás de muchas salidas de vía y colisiones hay un factor que ninguna reforma en la carretera puede arreglar: el exceso de velocidad.

Y algo que destacan es que medidas como los radares o las mejoras en el pavimento, pese a no frenar la siniestralidad, sí la redujo con respecto a unos años ya lejanos que fueron muy dramáticos en esta carretera. "Aquí hubo accidentes gravísimos, hubo muchos fallecidos. y eso ahora es raro; la mayoría son siniestros con daños materiales y heridos leves", concluye Rodrigo Iglesias.

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